Ensayo
Morir con dignidad
Iñaki URDANIBIA
La lucidez, basada en una honda conciencia del paso del tiempo sobre sí mismo, y la decidida decisión del anciano van a chocar con las concepciones de su cuidador, personaje de nombre shakesperiano, Hamlet, que entre la cuestión de ser y no ser (to be, or not to be), se inclina por lo primero ya que en su cultura la condición de anciano es tenida en gran estima. Las dificultades también van a asomar por otras esquinas; así los especialistas médicos y otras gentes en principio son partidarios de que la vida se viva con dignidad y que la culminación de esta sea igualmente digna, pero... El caso del anciano no es de alguien alcanzado por una enfermedad terminal. La escritora bilbaina logra sumergirnos en el tira y afloja, desbordante de contradicciones y dispares argumentaciones, que se establece entre los protagonistas mentados, y demás parientes, y nos mantiene en vilo sumergidos en las rumias, extenso ejercicio de anamnesis, e investigaciones de don Esteban cercando el tema de cómo morir y las limitaciones impuestas a tal decisión de disponer de la propia vida/muerte... hasta un final realmente logrado que produce un estado de amplio sosiego, propio de un logrado descanso en la paz. Finalizada la lectura uno se siente más convencido de la aseveración de un escritor francés cuyo apellido comenzaba, como el anteriormente nombrado, con la misma consonante, M, con la que lo hace la muerte: «Dejemos a los hipócritas, que no son de hecho más que cobardes, atravesar la vida bajo el peso de los dogmas y mentiras. El hombre pudiendo morir sin dolor, qué digo yo, en plena placidez, es una crueldad impedírselo amenazando con sanciones penales a los filántropos susceptibles de aportarle este fin delicioso; hay ahí un abuso de poder intolerable» (Guy de Maupassant).
No es la primera vez que me acerco a la escritura de Esther Zorrozua, y tras la lectura de esta novela la veo en plena forma, al tiempo que me reafirmo en la idea de que escribe con el escalpelo, pues el tema por el que desliza su escritura queda en carne viva al ir más allá de la superficie, haciendo penetrar a los lectores en lo más profundo.