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Luis Soldevila, Iñaki Arzoz y Ricardo Feliú En nombre de la Red Estratégica de Cultura (REC)

Adiós al PEC

Tras nueve meses de espera, de 30.000 euros gastados, de involucrar a las gentes de la cultura y de una sospechosa falta de transparencia sobre su desarrollo, el PEC ha descarrilado

El anuncio del concejal de Cultura del Ayuntamiento de Iruñea, Fermín Alonso, de la clausura del Plan Estraté- gico de Cultura -dejándolo a medias, en un informe sobre la vitalidad cultural-, suena no sólo a una despedida de la planificación estratégica de la cultura sino a un funeral anunciado del futuro de la cultura en esta ciudad...

Cuando en junio de 2011 se presentó el Plan Estratégico de Cultura, cuyo punto fuerte era un proceso participativo -hoy ha quedado demostrado que era irreal y apresurado-, la mayoría de agentes culturales desconfiamos, aunque saludáramos, el intento del consistorio por empezar a tomarse en serio al sector cultural.

Pero tras nueve meses de espera, de 30.000 euros gastados (de un presupuesto de 55.000), de involucrar a las gentes de la cultura y de una sospechosa falta de transparencia sobre su desarrollo, el PEC de Iruñea ha descarrilado, definitivamente.

No obstante, no debiéramos caer en la trampa de creer -como los partidos de la oposición municipal- que la cancelación del PEC, cuyos detalles legales y económicos habrá que analizar con lupa, es una cuestión de desidia y negligencia de la concejalía del ramo. Más parece una decisión deliberada: el último clavo al ataúd de la cultura como bien público por parte de un ayuntamiento (y del gobierno de Navarra) que desconfía de la cultura, hasta el punto de desbaratar los propios planes que emprende.

Después del fiasco de Pamplona 2016, el fracaso del PEC no solo constituye una muestra palmaria de despilfarro, mala ges- tión y fraude ciudadano, sino la última consecuencia de la política de recortes y liquidación de derechos, que se ensaña especialmente con la cultura. De la cancelación del Festival Punto de Vista al cierre de la ENT, para acabar con un PEC que, mal que bien, podría haber detectado las intervenciones culturales necesarias, para las cuales no hay presupuesto ni intención de buscarlo en un futuro próximo.

La otra consecuencia, en este caso positiva, es que las manifestaciones culturales que se articulan más allá del control, planificación y oficialidad de los ci- vivox han quedado actualmente en manos de la ciudadanía y de su capacidad de empoderamiento... Como dicen las compañeras catalanas: «sin cultura, no hay futuro».

En este sentido, el grupo de cultura del 15M Iruñea y REC (Red Estratégica de Cultura, nuestro irónico mordisco a esta ciudad zombificada), asumiendo de manera positiva y colaborativa sus críticas al PEC, llevó a cabo una doble tarea: participar en el proceso participativo del PEC y, al tiempo, desplegar su propio proceso alternativo. Tras seis meses de trabajo horizontal con agentes culturales, creadores y ciudadanía -y un gasto de 0 euros- presentamos el dossier «Aún sin plan. Registro de un proceso alternativo al Plan Estratégico de Cultura», que concluye con seis propuestas estratégicas: código para la inversión y gestión pública en cultura, consejo permanente de participación, derogación de la ordenanza de civismo, plan de fomento de cultura libre, estudio y mapeado del trabajo en cultura, espacio cultural autogestionado.

Una demostración de que es posible elaborar una planificación estratégica desde abajo, «que garantice el acceso de todas las personas a esa riqueza cultural y consiga un retorno justo de los recursos económicos que genera la cultura al tejido productivo y social que la posibilita».

Como colofón del desastre, el concejal Fermín Alonso se atreve a proponer la creación de una vergonzante «mesa de la cultura», en la que no participen los grupos políticos sino «sólo el sector cultural y la sociedad». No obstante, aclara que son los grupos políticos los que deberían redactar los estatutos de esa «mesa». Nuevamente, en su línea, ofrece un señuelo de participación dirigida, para la que al sector cultural y a la ciudadanía ya no le queda una mínima reserva de confianza.

Nuestra propuesta para esa hipotética Mesa de la Cultura es la siguiente: que sea una mesa constituyente y ciudadana que genere sus propios estatutos, que su primera tarea sea fiscalizar el fiasco del PEC y que se habiliten presupuestos participativos municipales para el Area de Cultura. Solo entonces podremos confiar en el cambio de actitud y responsabilidad del Ayuntamiento y sus planes. Y aún otra propuesta -por la dignidad de la cultura en Navarra- dirigida al sector cultural: que se genere una red de resistencia y creatividad entre todos los sectores culturales, capaz de sacudirse la resignación, responder a las agresiones a la cultura y proponer soluciones colectivas y solidarias con el resto de sectores injustamente recortados.

No hay cultura sin derechos sociales. Nos vemos en las redes y en la calle.

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