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ANÁLISIS | ELECCIONES PRESIDENCIALES EN RUSIA

Putin necesita la victoria para legitimar su poder

Rusia celebra hoy elecciones presidenciales. El favorito es Vladimir Putin, quien necesita los comicios para poder legitimar su poder después de las dudas despertadas por las elecciones parlamentarias de hace tres meses.

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Pablo GONZÁLEZ Periodista

Las elecciones presidenciales rusas volverán a ser un paseo militar para Vladimir Putin. Nadie en el país duda de su victoria. La única interrogante directa que presentan los comicios es saber si Putin ganará en la primera vuelta -para ello necesita la mitad de los votos más uno- o necesitará de una hipotética segunda vuelta para imponerse al resto de candidatos. A pesar de la ausencia de la posibilidad de cambio inmediato, estas elecciones y sus resultados deberán marcar unas pautas importantes para los próximos seis años.

Independientemente de quién salga elegido, Rusia necesita unas elecciones fuera de toda duda tras el bochorno de unas elecciones parlamentarias plagadas de numerosas irregularidades en diciembre de 2011. Esas irregularidades y el cansancio de una parte de la sociedad con la cúpula dirigente son las que han provocado las numerosas protestas políticas, eso sí, concentradas casi todas en Moscú. Dada la clara ventaja de Putin, parece que en esta ocasión el Kremlin no necesitará de ayudas extras para obtener la victoria, pero eso difícilmente calmará a la oposición.

Las autoridades rusas y la oposición llevan un intenso tira y afloja desde las elecciones parlamentarias. Una manifestación en contra de Putin y Rusia Unida, el partido político que encabeza, era seguida de otra manifestación similar en tamaño en apoyo de los dirigentes del país. La oposición ya ha anunciado nuevas acciones de protesta para después de las presidenciales, pero parece poco probable que consigan hacer tambalear a Putin y su equipo, sobre todo porque fuera de Moscú la fuerza opositora es escasa. Sin embargo, las protestas tienen que servir de importante toque de atención sobre la necesidad de un cambio en la política rusa.

El estilo autoritario que le ha servido a la sociedad rusa en la primera década del siglo está caducando a marchas forzadas. La subida del nivel de vida de los rusos exige ahora más libertades políticas.

Algunos pasos ya se están dando, como el retorno de las elecciones de gobernadores, en vez de asignarlos a dedo desde el Kremlin, pero son necesarios más pasos, sobre todo la creación de una oposición política nueva y fuerte. Estas elecciones presidenciales son posiblemente las últimas copadas por la vieja guardia de la vida política rusa, con la excepción de un candidato.

Candidatos. Vladimir Putin (Leningrado, 1952) se presenta por tercera vez. En las otras dos ocasiones (2000 y 2004) ganó en la primera vuelta. Según los sondeos debería volver a ganar con aproximadamente un 60% de los votos.

El segundo favorito según los sondeos es el comunista Guennadi Ziuganov (Mymrino, 1944). El candidato del partido comunista es el eterno segundo de las elecciones presidenciales rusas, perdió en las tres ocasiones anteriores (1996, 2000 y 2008). Los sondeos le auguran aproximadamente un 15% de los votos.

El nacionalista y populista Vladimir Zhirinovski (Almaty, 1946) es otro candidato clásico de las presidenciales rusas. Ha participado en cuatro elecciones anteriores (1991, 1996, 2000 y 2008). Le auguran un porcentaje cercano al 10%.

Mijaíl Prójorov (Moscú, 1965) es el único candidato que se presenta por primera vez. Este hombre de negocios con una postura de centro derecha ahora dedicado a la política es considerado un candidato de futuro. Los sondeos le otorgan un porcentaje que rondará el 5%.

El último candidato, de centro izquierda, es Serguei Mironov (Pushkino, 1953). Ya lo intentó en 2004 sin demasiada suerte. Ahora estará en un porcentaje cercano al 5%.

De los cinco candidatos, solo Prójorov ha participado en alguno de los mítines que se han dado en los últimos meses en contra de Putin y a favor de reformas. El resto, junto a sus partidos políticos, se han dedicado a criticar a los ocupantes del Kremlin, pero sin ofrecer nada nuevo que convenza a los descontentos. Por lo tanto ningún candidato ha podido encauzar a su favor la masa descontenta, ni siquiera Prójorov.

Futuro. Una revolución que cambie de golpe a los dirigentes como las que se han producido en otros países de la ex URSS es difícilmente imaginable. A pesar de los esfuerzos de la oposición, con ayuda o no desde occidente, su fuerza y el calado de su mensaje revolucionario no son suficientes para nada más que varias manifestaciones en Moscú.

Por otro lado, a pesar de seguir en el poder y tener un apoyo importante, Putin y su equipo necesitan hacer reformas para que la posibilidad de la revolución no se vuelva real con el tiempo, o simplemente para que el país no se estanque.

Putin se hará con la presidencia de nuevo, pero es mucho el trabajo que tendrá que realizar en los próximos seis años. Una de sus tareas principales será posibilitar, o al menos no obstaculizar, la creación de una oposición política real, fuerte y con acceso a los medios de comunicación que le pueda disputar futuras elecciones.

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