Si se hiciera una consulta popular para decidir qué se puede recortar inmediatamente de la TVE para ahorrar dinero, me apuesto un maravedí a que Eurovisión sería aceptada casi sin rechistar. Es más puede que se aceptara retransmitir el día del festival porque forma parte de la tradición televisiva más conservadora, pero esas galas para elegir cantante, o como este año, con la artista elegida, y solamente buscando una canción para representar al ente, es uno de esos gastos inútiles, superfluos y que no añaden absolutamente nada al concurso, ni a la canción melódica. Por si quedara alguna duda, su resultado de audiencia lo confirma. Un escaso siete por ciento, es testimonial fuera de toda lógica de mercado, una ocupación del espacio televisivo público para una tontería, sin trascendencia, ni proyección, algo que se agota en sí mismo.

Podrían existir otros acuerdos fáciles, en todas las cadenas y canales. En ETB la disquisición sería mucho más complicada porque los resultados son tan pobres, aunque haya repuntado ETB-2, que es muy posible que no hubiera ni quórum para decidir nada. Pero en el canal en español, sobra la mitad de la programación. Y en el canal en euskera, lo han adelgazado tanto, que no se puede quitar nada sin provocar un hueco, un oscuro total, o una reiteración de partidos de pelota, un monocultivo que empieza a dar síntomas de agotamiento. Nos duelen las manos a nosotros.

Si se abriera un tiempo para hacer una lista de los programas, series, actividades que se desea que desaparezcan, nos encontraríamos con algunas sorpresas porque no se trata de mirar a las estadísticas por la parte positiva, sino por la cantidad de ciudadanos que no ven ciertos programas o series. Los hay que tienen fobias, que cuando zapean y aparecen algunas presentadoras, colaboradores o series, gritan, pulsan con un actitud frenética el mando a distancia y fulminan esa posibilidad con maneras imperiales. Lo de la canción de este año para el festival eurovisivo forma parte del ritual adocenado de la frustración y el desengaño. La artista saldrá hasta en la sopa en la televisión pública española, irá, perderá y desaparecerá.