Anjel Ordóñez Periodista
Como cada 3 de marzo
Han pasado treinta y seis años y ha llovido mucho desde que la Policía Armada española arrebatase a tiros la vida a los trabajadores Pedro María Martínez Ocio, Romualdo Barroso, Francisco Aznar, José Castillo y Bienvenido Pereda en el barrio de Zaramaga. Durante todo este tiempo, el recuerdo de estos hechos ha servido, por un lado, para rendir homenaje a quienes murieron asesinados impunemente y, por otro, para evitar que el paso del tiempo y la carcoma de la propaganda confundieran en el olvido lo que ocurrió en la tarde de aquel fatídico 3 de marzo de 1976. La violencia indiscriminada de quienes descargaron sus armas legales contra ciudadanos que únicamente defendían su dignidad como trabajadores escribía un capítulo trágico en la historia de Euskal Herria. Otro.
Este pasado sábado, un 3 de marzo más, miles de personas acudieron a Zaramaga para renovar su compromiso con la historia. La real. Y se encontraron algo nuevo en el paisaje: Idoia Mendia, consejera de Justicia del Gobierno de Gasteiz, se sumaba -aunque físicamente por separado- en nombre el Ejecutivo de Patxi López a los actos de homenaje a los muertos por la represión del Estado. A pesar de los pesares, y por encima de las polémicas y las formas equivocadas, parecía una buena noticia. Un comienzo, al menos, después de tantos años de insultante vacío hacia familiares y amigos.
Por eso, a priori, no cabía restar valor a un gesto, cuando menos, novedoso. Sin obviar su evidente pulso cosmético ni olvidar que los coches oficiales aparcan los últimos en las citas con la memoria histórica de este pueblo. Sin soslayar las graves responsabilidades que el partido al que pertenece Mendia ha tenido en el devenir reciente de Euskal Herria. Pero, con todo, la presencia de Mendia apuntaba a un nuevo tono en el camino hacia el reconocimiento oficial. Un espejismo que la Ertzaintza se encargó de disipar con oficio a última hora de la tarde. Las cargas, los heridos y las detenciones vinieron a confirmar que cada 3 de marzo, además de recordar, habrá que seguir luchando como lo hicieron Pedro, Romualdo, Francisco, José y Bienvenido.