Con un saco de dormir, una pequeña mochila y una pancarta en la que se podía leer «Stop Desahucios» , Marta Uriarte, coordinadora de Stop Desahucios Bizkaia, se instaló por la mañana ante la sede de Kutxabank en la Gran Vía de Bilbo. Generó una inusitada expectación mientras iniciaba una huelga de hambre y sed para conseguir que el banco local admita la dación en pago de su vivienda y salde así la deuda hipotecaria. Sin embargo, tuvo que abandonar la protesta por prescripción médica doce horas después de haberla comenzado al sufrir una hipoglucemia. Este próximo jueves será la vista en los juzgados de Getxo en la que está previsto que se dé luz verde, si nada lo remedia, a la ejecución hipotecaria. Reclama la «dación en pago», de tal forma que se quedaría sin piso, pero no tendría que asumir «una deuda de unos 100.000 euros, por lo que me quedaré en una situación en la que no podré hacer cosas tan nimias como abrir una libreta en un banco o comprarme un móvil», precisó a las puertas de la sede del banco vasco que preside Mario Fernández.

Una vez que el Juzgado de Getxo dé luz verde a la ejecución hipotecaria, la familia de Uriarte tendrá que abandonar el piso en el plazo de un mes y medio. Los problemas, según relató, comenzaron en 2008 cuando se inundó por la crecida de aguas del río Gobela y, «desde aquel momento, sólo nos ha traído la amargura, porque mi marido perdió el negocio de transporte que tenía y no hemos levantado cabeza». La afectada señaló que Kutxabank no ha mostrado «ninguna intención de dar marcha atrás a este desahucio» y dijo que su posición es conseguir que acepte «la dación en pago del piso para cancelar la deuda hipotecaria».

Zumarraga y Laudio, los próximos

Marta Uriarte recordó ante los periodistas y solidarios en esas primeras horas de huelga y hambre y sed que hay más personas en situación parecida en Euskal Herria. De hecho, el próximo 12 de marzo Soraya, divorciada y madre de dos hijos, de Zumarraga «va a ser desalojada de su casa por no poder hacer frente sola a su hipoteca con Bankia, por haberse quedado en paro y tras la negativa de su exmarido a pagar la parte que le corresponde». El 26 de marzo en Areta (Laudio) una mujer de 73 años, Obdulia, y el hijo que vive con ella tendrán que salir de su casa si nadie lo remedia, porque el Banco Santander no se aviene a negociar una deuda hipotecaria que contrajo uno de sus hijos, pero que recayó en ella al ser la avalista.

La situación es complicada. Muchas personas sufren, mientras los gobiernos alargan la puesta en marcha de las nuevas leyes para evitar este tipo de situaciones dramáticas, que en el resto de Europa no se producen así. El Gobierno español ha reconocido, tras examinar distintos estudios sobre la vivienda, que «hubo una sobrevaloración de las viviendas que va desde un 13% a un 30% más» entre 2002 y 2007, justo cuando se produjo la explosión de los préstamos hipotecarios. La idea que se está barajando es posibilitar la dación en pago, pero todavía la legislación no se ha concretado y, a la vez, algunas entidades bancarias han adelantado que si ocurre así, «alguien les tendrá que indemnizar por lo que dejarían de recaudar».

En Hego Euskal Herria, desde 2007 se han producido 7.377 desahucios de familias que no pudieron pagar las hipotecas contraídas. A esos datos, le faltan los correspondientes a octubre, noviembre y diciembre que se conocerán a final de este mes.

BBK, antes de tener un negocio integrado en Kutxabank, renegoció el año pasado un total de 2.353 hipotecas por impagos. Esa es la salida que le ofrecían en este caso a Marta Uriarte que, sin embargo, la tuvo que rechazar porque «sería imposible pagarla».En Araba, los desahucios aumentaron en un 130% entre 2007 y 2010. El incremento en Bizkaia fue del 63,63%. En Gipuzkoa, el incremento en ese periodo ascendió al 188% y en Nafarroa, otro 281,4%.

Los desahucios se han convertido en un problema social. Tal esa así, que los propios jueces del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco urgieron a un solución.