Bilbao-Manchester Historia de dos ciudades
En ambas el nacimiento de sus equipos estuvo unido al hecho industrial: el Manchester United nació como equipo del depósito ferroviario Lancashire & Yorkshire Railway Company; el Athletic Club creció en el ámbito de la actividad industrial y portuaria de sus muelles, al grito del ¡Aliron!
Amaia APRAIZ SAHAGÚN Historiadora del Arte y miembro de la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública-AVIOP
El 8 de marzo no solo se enfrentan en el Old Trafford dos equipos de fútbol, el Manchester United y Athletic Club Bilbao; el partido será el encuentro de dos ciudades que, aunque distintas, parecen haber compartido una historia común. Bilbao, desde su fundación en 1300, fue un enclave comercial de vital importancia en la cornisa cantábrica, gracias a su puerto por el que se exportaban la lana castellana y el hierro procedente de las minas de Somorrostro. Por su parte, el Manchester del siglo XIV era también una ciudad comercial vinculada a la exportación de lana y lino. De esta manera, enraizó en ambas el germen del futuro rugido industrial que marcaría el carácter de estas dos ciudades.
Con el siglo XIX, en plena efervescencia fabril, cuando las chimeneas manchesterianas vomitaban el humo de las fábricas textiles y las bilbaínas el de las empresas del metal, apareció tímidamente en Bilbao y Manchester una idea vinculada al deporte: el football. En ambas el nacimiento de sus equipos estuvo unido al hecho industrial: el Manchester United nació como equipo del depósito ferroviario Lancashire & Yorkshire Railway Company; el Athletic Club creció en el ámbito de la actividad industrial y portuaria de sus muelles, al grito del ¡Aliron!
Dos ciudades industriales con dos grandes equipos que hoy, en el siglo XXI, no olvidan sus raíces industriales. Los aficionados que vayan a animar a nuestro equipo podrán ver en Manchester las huellas de esas raíces, materializadas en el desarrollo de una próspera industria textil y visibles en los edificios, que, recuperados, muestran su pasado industrial. Y es que, desde hace unos años, Manchester está viviendo una auténtica revolución en la recuperación de edificios industriales para configurar la nueva imagen de la vieja ciudad fabril.
Algunos ejemplos son el barrio de Castlefield, donde se construyó en 1761 el primer canal moderno del mundo, el Bridgewater Canal; el Museo de la Ciencia y de la Industria de Manchester (MOSI), situado en la Liverpool Road Station; la estación de ferrocarril más antigua del mundo, término de la línea de Manchester a Liverpool; los Royal Mills, Ancoats, impresionantes edificios de pisos que contuvieron empresas textiles. Sus fachadas de ladrillo nos remiten al pasado industrial de la ciudad. Imponentes viaductos de ferrocarril y puentes de carretera que construidos en hierro y ladrillo muestran una potente imagen industrial a la vez que singulariza el paisaje donde se insertan.
El proceso de reinvención de Manchester, tan fuerte como el de la Revolución Industrial, está generando modernas construcciones que, como la Beetham Tower, un rascacielos de 168 metros de altura, terminado en 2006 y proyectado por Ian Simpson, conviven con las antiguas instalaciones industriales recuperadas. Una verdadera ciudad contemporánea, del siglo XXI, que se está posicionando como un ejemplo de la preocupación de espacios, edificios y lugares industriales. Canales, puentes ferroviarios, edificios de pisos con fachadas de ladrillo, almacenes... todo un catálogo de lo que supuso la Revolución Industrial, aún hoy presente en su entramado urbano.
En esta órbita, Bilbao también está viviendo una regeneración completa de la Villa en la que el hecho industrial muestra sus huellas a lo largo de las líneas urbanas que conforman la figura del `Bocho'. Tinglados, muelles, grúas, diques, antiguas harineras, chimeneas y depósitos de agua se entremezclan con los nuevos edificios generadores de la ciudad del siglo XXI.
Los aficionados que se acerquen a Manchester se darán cuenta de que es una ciudad con una historia similar a la de Bilbao. Este hecho, quizá, hará que se sientan como en casa y el mítico `alirón' (que no es más que la contracción de all iron) tenga, aún si cabe, más significado: hierro industrial convertido en grito de una ciudad industrial.