75 ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE MATXITXAKO
Claveles, cantos y sirenas para revivir a la Marina Auxiliar
Las campanas del Museo Naval de Donostia entonaron ayer una sintonía en honor y recuerdo de los marinos que perecieron en la batalla de Matxitxako un 5 de marzo de hace 75 años. Una ofrenda floral y claras caras de emoción de dos hijas de uno de los supervivientes del bou «Gipuzkoa» fueron la imagen, años después, del día en que 62 marinos y cinco pasajeros del mercante «Galdames» murieron.
Maddalen LARRINAGA | DONOSTIA
A las 17.00 tuvo lugar la desigual batalla naval entre la Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi -concretamente, los bou ``Nabarra'', ``Gipuzkoa'', ``Bizkaya'' y ``Donostia''- contra el buque franquista ``Canarias''. Y, a esa misma hora, se iniciaron ayer los homenajes que se celebraron en las localidades costeras de Pasaia, Donostia, Mutriku, Ibarrangelu, Bermeo, Armintza, Plentzia y en la Euskal Etxea de Buenos Aires. El museo Mater de Pasai San Pedro y la rampa de entrada al Museo Naval de Donostia acogieron los actos.
El primero en hablar en la capital guipuzcoana fue Juan Pardo, historiador y miembro de la Asociación Matxitxako, quien leyó unas palabras que se repitieron en los siete municipios. En su lectura quiso recordar a los marinos que «supieron dar una lección de dignidad, honestidad y civismo, poniendo en juego sus vidas para defender valores tan preciados como la democracia, la libertad y la identidad de nuestro pueblo. No fue una decisión sencilla -prosiguió-, y menos aún mantenerla hasta sus últimas consecuencias».
En el homenaje también estuvieron presentes Ana y Edurne Camio, dos hijas del donostiarra José Luis Camio, uno de los supervivientes del bou ``Gipuzkoa''. Y a ellas también les dedicó Pardo unas palabras de reconocimiento: «En nuestro homenaje tienen también un lugar de primer orden las esposas, madres, hermanas e hijas de aquellos marinos que compartieron con ellos los avatares de la guerra, la cárcel y el exilio. En aquellos negros años fueron el pilar básico para la reconstrucción de las familias y jugaron un papel decisivo a la hora de mantener vivo el recuerdo y el orgullo de aquel pasado».
Sin embargo, pese a la importancia que tuvieron y tienen todavía todos aquellos hombres que lucharon en Matxitxako, el silencio ha sido una constante en muchos hogares. Según explicó Ana Camio, este es el primer año en el que asisten a un homenaje. «Tengo mucha ilusión y emoción. Ayer estuvimos en Bermeo -donde se homenajeó a los marinos junto a la escultura de Nestor Basterretxea erigida en la carretera Bermeo-Bakio- y fue francamente precioso y emotivo», explicó. También se mostró muy agradecida a la Asociación Matxitxako.
Confesó que no se acuerda muy bien de los años que tenía su padre cuando se enroló -suponía que unos 22- pero sí sabía que fue a Burdeos con el bou ``Gipuzkoa'', donde pasó los años de la guerra y donde conoció a su esposa. «En casa no se ha querido comentar nada sobre la batalla. El aita contó muy poco, murió joven, y la ama la verdad es que nunca quiso recordarlo, tendría mal recuerdo, no lo sé. Tenemos algunas fotos, pero nada más», contó.
Pardo también quiso reconocer «la generosidad, la calidad humana y la grandeza moral de algunos oficiales del crucero «Canarias» que consiguieron el indulto para los tripulantes del bou «Nabarra» condenados a muerte, y les ayudaron después a normalizar su vida en los duros años de la posguerra».
A la misma hora, en el puerto de Pasai San Pedro se entonaba el «Eusko Gudariak» tras la «pitada» de un minuto que protagonizaron varios barcos. Previamente se había realizado una ofrenda floral por parte de los participantes en el homenaje, políticos y vecinos de la localidad.
Sellos y matasellos especiales
Por la mañana, el Museo Naval de Donostia fue sede del matasellado de cartas con un matasellos especial, conmemorativo del combate de Matxitxako.
La iniciativa fue un éxito y superó todas las expectativas de los organizadores. Según explicó Soco Ramos, directora del Museo Naval de Donostia, a las 10.30 -hora en que comenzó la iniciativa- ya había gente haciendo cola a las puertas del centro. «No pensábamos que el mundo de los sellos moviera a tanta gente», confesó. Una representación de Correos se trasladó al puerto para matasellar de manera oficial los sellos que los interesados traían. Una hora después, todas las estampillas se habían agotado. Además, junto al matasellado se repartió el cómic «Mar de Plomo. La batalla de Matxitxako».
La iniciativa generó tal interés que hubo quien acudió a la sede postal creyendo que era allí donde se repartían y, al percatarse del error, se pusieron en comunicación con Ramos para pedirle que les reservaran algunos sellos ante el temor de que se agotaran antes de su llegada.
No es la primera acción de este tipo que lleva a cabo el museo donostiarra en un aniversario de la batalla naval. Hace ya catorce años, en la primera celebración, una exposición y la publicación de un libro, que reeditaron seis años después, pusieron el primer jalón.
Una conmemoración diferente
Normalmente, estos aniversarios suelen ser más familiares e íntimos que los realizados este 2012. «El hecho de que este sea un aniversario redondo y de que hubiera más iniciativas que otros años, en los que básicamente se celebra la fecha y nada más, ha hecho que se difunda más, que se conozca más y que se mueva más gente que en otras ocasiones», manifestó Pardo. Y es que la difusión, poco a poco, de esta parte de nuestra Historia cada vez abarca a más generaciones.
Lo mismo ocurre en la Asociación Matxitxako. La gran mayoría de sus integrantes son familiares o supervivientes, como Juan Azkarate, miembro del bou ``Araba''. Es uno de los pocos testimonios vivos de aquellos días, ya que el paso del tiempo ha ido apagando sus voces. A lo largo de este último año han fallecido cuatro.
«Hay gente que desaparece pero siempre se incorporan nuevos. Algunos, a raíz de todo lo que se está publicando, comienzan a conocer datos y detalles sobre su familia que desconocían», explicó Pardo.
El 5 de marzo de 1937 murieron en las aguas del Cantábrico 62 marinos vascos y un tripulante del buque franquista. En total participaron 917 hombres y mujeres. De todos ellos hoy en día solo sobrevive uno, Juan Azkarate, miembro del bou «Araba».
Entre los homenajes realizados, el Museo del Pescador de Bermeo inauguró una exposición que permanecerá abierta hasta el próximo 27 de mayo. En ella se podrán ver, además de fotos históricas de la época y de los oficiales de la marina, minas, y otros objetos como una pequeña parte de la ikurriña que ondeaba en el bou «Gipuzkoa».
La Asociación Matxitxako surgió en 1999, cuando en el Museo Naval de Donostia se organizó la primera exposición sobre la Marina Auxiliar de Euzkadi. En aquel momento había bastantes supervivientes. Juan Pardo ya era miembro de la asociación, su interés por lo acaecido aquel 5 de marzo le venía desde muy joven, y en aquella exposición conoció a gente que aún no había entrevistado. «De ese contacto con los familiares de los marinos, surgió la idea de crear una asociación que mantuviera viva la memoria de lo que habían hecho estas personas tiempo atrás y su servicio en la Marina Auxiliar», explicó Juan Pardo, historiador y miembro de la Asociación Matxitxako. Y es que los protagonistas de aquella gesta estaban envejeciendo, por lo que se optó por dejarlo en manos de sus familiares.
En la década de los sesenta ya se celebraban de manera clandestina estas conmemoraciones, mucho antes de que se creara la asociación, sobre todo en la zona de Busturialdea y en Bermeo. En los 70, incluso supervivientes del bou ``Nabarra'' se reunieron para conmemorar la batalla, pero no fue hasta el 78 cuando el Gobierno Vasco en el exilio designó el 5 de marzo como «Itsas Gudarien Eguna». M. L.