Estamos un poco hasta allí de La Pepa y del PP. Cuando tenga un poco de tiempo alguien, que nos explique lo que significó esa constitución y quién fue el que se la cargó. Una pista, su apellido era Borbón. Pero estamos en tiempos de pensamiento, recuerdos e historia bonsái. Jordi Évole consiguió entrevistar a Felipe González, en una de esas entregas que nos depara últimamente en las que se trata de una entrevista muy especial, por lo que tiene de periodística, con alguien que ha tenido poder, emanado de las urnas, durante mucho tiempo.

El resumen de este encuentro con el cada vez más claro Mister X, es que sigue en forma, que sigue con una mala leche que le rebosa por cada sonrisa, que tiene el culo pelado de entrevistas, que se siente muy contento consigo mismo y que se plantea dudas político militares que tiene razón, «sólo las puede tener quien está en una situación así». Se refiere a su decisión de no cargarse a toda la plana mayor de ETA con una acción policial. Una decisión que según su apreciación hubiera ahorrado más de doscientos muertos en el conflicto vasco. Es matemáticas ficción, pero da un primer plano de la soberbia de este presidente que lo tuvo todo en su mano y que todo lo perdió por su endiosamiento.

El Follonero llegó un momento en el que le dijo que estaba harto de tanto bonsái, porque se lo llevó al Jardín Botánico de Madrid, donde está su colección que donó al salir de Moncloa y los mostraba con pasión. Quedó claro que le importaba bastante más su destino actual como conferenciante y asesor de un empresa energética, el destino de los bonsáis, dejar claro una gran mentira en la que reincide: que no tuvo nada que ver con los episodios de corrupción, lo que es una misión imposible. Se conocerá cuántas horas grabadas no han aparecido, y hasta si hubo «visionado previo», porque había muchos cortes y saltos. Évole insistió en los asuntos del GAL, de la guerra sucia, y las contestaciones eran por elevación o por despiste. Eso sí, está en forma en cuanto a su capacidad dialéctica, a su agrio y cáustico sentido del humor y a su visión desde las alturas de todas las realidades. Los demás somos sus bonsáis.