Puri Pérez Rojo Mugarik Gabe
29 de marzo, huelga decir huelga
¿Para cuándo una reforma de los mercados financieros y de los paraísos fiscales? ¿Para cuándo la tasa Tobin o el cobro de patrimonio a la Iglesia?
Es justa y necesaria, es nuestro deber y salvación... ¿les recuerda algo? Seguro que recuerdan esas palabras en boca de Mariano Rajoy para defender la recién aprobada reforma laboral. Pero de igual manera, y para aquellas personas que no hayan tenido una cultura religiosa católica, les diré que esas palabras responden textualmente a una de las oraciones de la misa dominical. Tengo dudas si será ahí donde se le ocurrieron.
A mí se me quedaron grabadas por su rotundidad y contundencia, al tiempo que por su desfachatez y atrevimiento, al juntar conceptos como justicia con pérdida de derechos laborales. Su deber tendría que ser hacer de David contra Goliat, y defender a la clase trabajadora de la avaricia sin desenfreno de los mercados y no por el contrario esclavizarnos y ofrecernos en bandeja como cabeza de san Juan en Europa.
Curiosamente, y al pensar sobre cómo animar a la huelga, me venían esas palabras de nuevo, palabras religiosas en boca de un presidente de un Estado laico. Pero creo que nunca se había dado que la misma frase sirva para lo uno y su contrario. El que la misma frase pueda ser utilizada por Rajoy para defender la reforma y por quienes reivindicamos nuestros derechos, para defender la huelga en contra de la reforma.
La huelga es justa, la huelga es necesaria, es nuestro deber y...
La huelga es justa porque nos han quitado derechos conseguidos con mucho esfuerzo en los últimos cuarenta años, gracias en realidad a muchas huelgas sufridas, y no es justo que paguen justos por pecadores.
La huelga es necesaria porque hay que demostrar al Gobierno que así no, que así no vamos a resolver la crisis y que esta reforma creará mucho más paro.
Es nuestro deber hacer la huelga por quienes lucharon para conseguir los derechos que tenemos ahora, por nosotras que vamos a sufrir esta reforma y por las personas que vendrán para que no digan que nos robaron la vida y no dijimos nada.
Y quizá no será nuestra salvación la huelga, pero si la hay, pasa por ella, por tomar las calles, por protestar y manifestar nuestro descontento, en una suma de acciones y de movilizaciones cada vez mayores, continuadas, organizadas y de gran alcance. En definitiva, pasa por no doblegarnos a los mercados, que no pueden ser nuestro faro ni nuestra guía sobre el modelo de mundo en el que queremos vivir.
Llevamos años rescatando y ayudando a los bancos con millones de euros y parece que con eso no es suficiente, pero si el crédito hubiese sido directo o a través de una banca pública, la evolución habría sido bien distinta. ¿Para cuándo una reforma de los mercados financieros? ¿Para cuándo una reforma de los paraísos fiscales, la implementación de la tasa Tobin, el cobro de patrimonio a la Iglesia o la lucha contra el fraude fiscal?
Dicen algunos periódicos que la huelga es justa pero no buena para la economía. Y ¿cuándo se ha hecho una huelga pensando en la economía? ¿Cuándo una huelga ha favorecido a la economía? ¿Qué economía? ¿La economía de quién? ¿Acaso tenemos cada una de las personas que vamos a ir la huelga la economía tan solventada como para que no nos importe el descuento de un día de trabajo? Nos supone un esfuerzo, sí, pero es imprescindible para parar esta carrera de echar la culpa a la clase trabajadora, que no ha sido quien ha causado esta crisis.
Quizá sea el momento de poner a las personas en el centro, pensar en ellas y actuar en contra de esta reforma injusta, innecesaria e irresponsable.
Por todo ello llamamos a la huelga del día 29 de marzo de 2012.