«Disparó sobre todo lo que tenía delante, niños y adultos, y después persiguió a los niños al interior de la escuela», relató el fiscal Michel Valet. La muerte a tiros de un profesor y tres menores en una escuela judía de Toulouse conmocionó ayer el Estado francés, en lo que la Policía considera que puede ser parte de una serie de atentados racistas. El arma y la moto empleada ayer por el autor de los disparos en el colegio Ozar Hatorah fueron las mismas que las de dos atentados anteriores en los que murieron tres militares de origen árabe.

El autor del ataque llegó en una moto ante el centro escolar y mató al rabino, Jonathan Sandler, profesor de religión de 30 años, y a sus hijos de tres y cinco años con un arma de nueve milímetros. Después, entró en el interior del centro, y recurrió a otra de calibre 11,43 para disparar, con la que mató a la hija de diez años del director de la escuela de un disparo en la cabeza e hirió de gravedad a un adolescente de 17 años, tras lo que huyó en la moto.

Tras el tiroteo, los niños fueron trasladados a un sótano a la espera de la llegada de la policía. Decenas de agentes establecieron un cordón de seguridad. A las 15.00, un autobús evacuó a los alumnos.

La Fiscalía Antiterrorista de París dirige la investigación sobre los tres atentados que tienen en común un tirador experimentado, con el arma del calibre 11,43, y que se desplaza en una scooter modelo Yamaha T-Max, con la que desaparece rápidamente tras el tiroteo. La investigación policial que vincula estos atentados apuntaba a la pista neonazi.

De hecho, según el diario «Le Point», buscaba a tres militares expulsados en 2008 del Regimiento de Ingenieros Paracaidistas del Ejército francés, con sede en Montauban. El rotativo galo indicó que uno de ellos compareció ante los investigadores. Los tres fueron expulsados del Ejército en 2008 tras haber reconocido que se habían fotografiado haciendo el saludo nazi ante una bandera con la esvástica.

Dos atentados anteriores

En el atentado ocurrido el 11 de marzo en Toulouse murió Imad Ibn Ziaten, un suboficial de origen marroquí del primer Regimiento Paracaidista de Francazal, tiroteado también desde una moto con el mismo arma.

El pasado jueves las víctimas fueron dos paracaidistas del 17 Regimiento de Paracaidistas de Montauban, -Abel Chennouf, Mohamed Legouad, de origen magrebí-. Además, Loic Liber, de origen antillano, también resultó gravemente herido.

Otra de las pistas de la investigación apuntaba al origen islamista. En cualquier caso, la Policía está convencida de que el autor de estos atentados en serie es un militar o ex militar.

Los actos han sido calificados de «terroristas» porque crean «un clima de intimidación y terror», según una fuente judicial.

En una declaración por la tarde, tras reunirse con el primer ministro, François Fillon, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, confirmó los datos sobre el arma y anunció medidas de seguridad excepcionales en el suroeste del país, la región en la que se cometieron los atentados de Montauban y Toulouse.

Así, afirmo que el plan de «alertas antiterroristas Vigipirate» ha sido elevado al máximo nivel, el escarlata, así como que 120 investigadores se encuentran ya en Toulouse, coordinados por el ministro del Interior.

Sarkozy definió el ataque de ayer como una «tragedia que no quedará impune». También subrayó que el móvil del crimen del colegio judío de Toulouse parece «evidentemente antisemita». «Sobre los militares, dos de confesión musulmana y otro procedente de las Antillas, no sabemos los motivos aunque podemos imaginar que se trata de racismo», indicó el presidente en su breve comparecencia ante los medios,

Fuentes policiales insistieron en la necesidad de atrapar de forma muy rápida al autor de la matanza y señalaron que «cada acto se llevó a cabo de una manera premeditada contra objetivos seleccionados».

El ministro del Interior, Claude Géant, anunció la movilización de todos los servicios de seguridad para encontrarlo «y proteger todos los centros judíos y todos los centros de enseñanza». Se trata de la primera matanza contra la comunidad judía en el Estado francés desde el atentado de la calle Rosiers de Paris que dejó seis muertos en 1982 en un restaurante del barrio judío de la capital.

En la calle Dalou de Toulouse, donde se encuentra el centro, las familias de los alumnos, muchos de ellos entre llantos, esperaban noticias. «¿Qué explicación? Es el antisemitismo brutal e innoble» clamaba un padre.

«Estoy horrorizado por lo ocurrido esta mañana en Toulouse en la escuela judía», dijo a la agencia France Press el gran rabino del estado francés, Gilles Bernheim, quién dijo sentirse herido «en mi cuerpo y en mi alma». El Consejo Representativo de Instituciones Judías en Francia (CRIF), hizo además un llamamiento en un comunicado «a la vigilancia y a la calma», y aseguró que «toda la comunidad judía está en estado de shock».

Una de las primeras reacciones en apoyo de la comunidad judía provino del presidente del Consejo Musulmán francés, Mohammed Moussaui, quien dijo que estaba horrorizado. La Unión de Estudiantes Judíos de Francia convocó una marcha silenciosa en París en homenaje a las víctimas.

El atentado hizo que se extremara la vigilancia y la protección de intereses judíos, en particular centros de enseñanza, en Nueva York, Holanda, Bélgica y Suecia.