Es una de las primeras empresas que se instalaron en la zona industrial de Jalday hace casi 40 años. de la mano de una empresaria de origen belga -Denise Simonet- que había residido en Ipar Euskal Herria y que cuando tuvo que expandir su actividad empresarial eligió la localidad labortana «por lo bien que la habían tratado aquí». Quien habla así es Michel Fabre, actual director de B. Braun Medical, empresa perteneciente al grupo alemán del mismo nombre que la compró en 1992.

El grupo, perteneciente a una saga familiar que la gestiona desde hace seis generaciones, está repartido en 55 países y es uno de los más conocidos en la fabricación de dispositivos médico-quirúrgicos (jeringas, catéteres, instrumental, prótesis ortopédicas de rodilla o cadera, agujas quirúrgicas de alta gama...). También posee varios centros de diálisis, 17 de ellos en el Estado francés donde se trata a unos 700 pacientes al año.

La empresa de Donibane Lohizune es uno de los quince «centros de excelencia» con que cuenta el grupo en el mundo, de los cuales tres se encuentran en el Estado francés. Se trata de centros que se hacen cargo de productos de un ámbito terapéutico específico, desde la concepción hasta la fabricación y expedición a centros de distribución. Todo ello en estrecha colaboración con los departamentos comerciales a nivel internacional con el fin de ajustarse lo mejor posible a las necesidades del mercado.

Cada uno de estos centros dispone de recursos materiales, tecnólogicos y humanos únicos en el seno del grupo.

Especialidad

En concreto, la especialidad de la factoría lohizundarra son los dispositivos estómicos utilizados por pacientes que han sufrido operaciones como las colostomías y que necesitan de un dispositivo de evacuación externa del tracto intestinal que se adhiere a la pared abdominal.

«Con los años, los modelos y los materiales han evolucionado muchísimo» recalca Fabre ante la vitrina que los muestra, incidiendo en el aspecto de estudio y concepción, del que se ocupan la veintena de ingenieros y técnicos del departamento de I+D. Cada gama nueva lleva, como media, dos años de estudio antes de estar lista para la producción.

La fabricación de estos dispositivos (bolsa flexible y desechable, obturador, cierres...) es tan específica que, incluso, diseñan ellos mismos la maquinaría que precisan. Algunas de ellas, que pueden costar entre 600.000 y 1.500.000 de euros, han sido fabricadas por el grupo Mondragón por su «savoir-faire en el campo de la robótica», añade Fabre.

La factoría labortana de Braun Medical cuenta hoy con 220 trabajadores que reparten su actividad en tres turnos al día. La mayoría son operarias de las unidades de fabricación de las que salen, diariamente, entre 150.000 y 200.000 productos. El 80% de la producción está dirigida al mercado europeo, la mitad al francés donde no es el único fabricante de este tipo de productos pero sí uno de los más competitivos.

Fabre confiesa que la vocación eminentemente empresarial del grupo es una ventaja: «Nuestra sociedad no cotiza en bolsa y eso, hoy, es una suerte. Favorecemos la producción local y nuestro reto es ser lo más competitivos posible, innovar, aminorar los costes de producción mediante máquinas y mejorar la gestión y la organización. El desarrollo del grupo se apoya sobre su responsabilidad económica y el 95% del resultado es reinvertido en la empresa. Si lo hacemos bien, el grupo seguirá apoyándonos».