«Lo que hacemos nosotros es la solidaridad inteligente»
Luis Tenderini está considerado en la comunidad Emaús como un referente en el tema de la inmigración. Durante la época de la dictadura de Brasil, luchó junto al arzobispo de Recife a favor de los derechos de los trabajadores. Dentro de la asociación cristiana trabaja con los jóvenes de las favelas para ayudarles a salir de la miseria a través del trabajo del reciclaje.
Idoia ERASO | ANGELU
Lapurdi acoge durante estos días a 400 delegados de la asociación Emaús de 36 países del mundo. Entre ellos se encuentra Luis Tenderini, un hombre con una gran experiencia en la lucha contra la injusticia y a favor de la esperanza en Brasil
Usted es un referente en la lucha a favor de los derechos de los inmigrantes...
Una de las características del movimiento Emaús es la acogida, y en esta época la acogida se está concretando en los inmigrantes. La gente viene de otros países con dificultad de inserción, sin apoyo, y precisamente una de las misiones del movimiento es dar una respuesta inmediata a este problema. Pero creo que la lucha de fondo del movimiento Emaús es transformar algo que puede parecer un problema del momento en una lucha más amplia, que es el derecho de toda persona humana a la libre circulación.
No se trata solo de defender el derecho de unas personas a ser acogidas, se trata de avanzar para mostrar a la sociedad que cuando una persona deja su país para ir a otro a buscar un trabajo, tiene hijos y una vida que deja atrás, y no caben limitaciones por parte del poder público que le impidan tener su derecho garantizado.
¿Cuales son las diferencias que se producen en la inmigración entre Europa y America?
En Europa ha tomado una dimensión más dramática. La gente viene a Europa para buscar una condición digna para vivir, y se encuentra con muchos obstáculos por parte de las autoridades. En América Latina, por contra, este fenómeno no tiene esta dimensión tan dramática, aunque es muy doloroso porque son miles y miles de personas las que van de un país a otro en busca de mejores condiciones de vida. No hay limitaciones oficiales, pero no hay una política de acogida. La gente va a otro país y durante mucho tiempo tiene que luchar para sobrevivir.
Hace pocos meses se ha descubierto que una gran empresa de ropa internacional empleaba a inmigrantes de Bolivia y de Perú en condiciones casi de esclavitud. Son aspectos diferentes del mismo gran problema.
Ha trabajado durante muchos años con los jóvenes de las favelas para darles un futuro digno a través del trabajo...
Este es un aspecto de la inmigración interna. En Brasil hay una inmigración que va del campo a la ciudad o de un estado a otro. La política del gobierno es ir despacio, pero eliminando las áreas de miseria y pobreza extrema. La situación económica de Brasil favorece esta condición. El gobierno está trabajando para que esta práctica se traspase a otros países.
Esta inmigración interna en Latinoamérica puede favorecer la integración de los países de America Latina entre sí, y darle una estructura regional más fuerte. En ese sentido hay que reconocer que la política de Lula da Silva en Latinoamérica ha ayudado bastante, porque ha permitido un intercambio y ha servido para crear un contrapunto a la fuerza de Estados Unidos, sin oponerse abiertamente. Es sin duda uno de los grandes resultados de la política del gobierno de Lula y que sigue ahora con Dilma Rousseff.
Como responsable de la comunidad de Recife, ¿cómo es un día de trabajo normal?
El trabajo cotidiano es presentar una perspectiva para reducir los gastos y dar una finalidad positiva a las cosas que ya no se utilizan. Nosotros las recuperamos y permitimos a familias de bajo poder adquisitivo tener acceso a objetos a bajo precio. Al mismo tiempo les damos condiciones a nuestros compañeros del grupo (unas 25 personas), les damos la posibilidad de poder vivir del trabajo.
También hemos formado una escuela de formación profesional con 80 jóvenes de la periferia, que a través del trabajo de recuperación aprenden una profesión y se preparan para el mundo laboral, y trabajamos para mejorar el medio ambiente local. A eso le llamo «solidaridad inteligente», porque multiplica los resultados colectivos a través de un gesto. En lugar de tirar algo se dona a Emaús.
Después de tantos años ayudando a la gente, ¿qué conclusión extrae?
El hecho de ver que a través de nuestro trabajo otras personas se benefician y pueden mejorar su vida. La perspectiva positiva de un cambio de las personas, del medio ambiente y de un proceso de cambio de la conciencia. Las personas se dan cuenta de que es posible vivir bien y ayudar a otros superando el egoísmo que la sociedad nos impone. Podemos quebrar la perspectiva egoísta haciendo algo concreto para mostrar que la sociedad la cambiamos cuando las personas cambian. La sensación de que estamos contribuyendo con nuestro trabajo cotidiano a este cambio lento es la motivación más fuerte que nos impulsa todos los días.
«Podemos quebrar la perspectiva egoísta haciendo algo para mostrar que la sociedad la cambiamos cuando las personas cambian»
«La inmigración interna en Latinoamérica puede favorecer la integración de los países y dar una estructura regional más fuerte»