Frío, determinado, con conocimiento de armas y convencido de estar llevando a cabo una «misión» es el perfil que el Gobierno francés destaca para definir al autor de las matanzas contra varios militares en Montauban y Toulouse, y un profesor y tres niños de un colegio judío en esta última ciudad.

Ayer la fiscalía alertó de la posibilidad de que el autor de la matanza vuelva a actuar. «Estamos ante un individuo extremadamente determinado, con mucha sangre fría y con objetivos extremadamente definidos», afirmó el fiscal jefe de París, François Molins, quien agregó que, por el momento, «no se ha abandonado ninguna pista». Informaciones de que llevaba consigo una cámara de fotos llevó a los investigadores a deducir que también buscaría publicidad y a insistir en la tesis del «lobo solitario» que comete ataques en serie.

De hecho, el ministro del Interior, Claude Guéant, reveló que un testigo dijo haber visto que llevaba una minicámara atada con una correa sobre el pecho cuando disparó en el colegio judío Ozar Hatorah de Toulouse, matando a cuatro personas, entre ellas tres niños. «A mi juicio esto tendería a reforzar el perfil sicológico del asesino», dijo el ministro, señalando que «lo presenta como muy frío, muy decidido, muy dueño de sí mismo sus gestos y muy cruel».

Sin embargo, el fiscal afirmó luego que la presencia de la cámara no estaba confirmada. La cámara «da idea de que actúa como si creyera que está en una misión y va a continuar», opina el psiquiatra Pierre Lamothe, consejero del Tribunal de Casación francés y del Tribunal Penal Internacional (TPI).

En un manifiesto difundido antes de matar a 77 jóvenes en julio de 2011, el noruego Anders Behring Breivik, cuyo juicio comienza el mes que viene, aconsejaba a los «caballeros templarios» que grabaran los ataques que iban a cometer. El mismo dijo llevar consigo una cámara que nunca apareció.

Los investigadores ya han determinado que el autor de los tiroteos actuó solo, con determinación y escogiendo a sus víctimas. Con ocho días de diferencia, mató a tres militares de origen magrebí y a cuatro judíos e hirió de gravedad a otro militar de origen antillano.

«Todas las víctimas han sido asesinadas a quemarropa y de un tiro en la cabeza», declaró el fiscal. «Se sabe perseguido y es un individuo extremadamente determinado, con el mismo modo de operar, en el que la acción es permeditada», explicó el magistrado que dirige esta investigación. «Todos hemos notado la perodicidad de cuatro días entre los asesinatos pero no hay ninguna certeza», añadió.

Con todo, la Policía mantiene todas las pistas abiertas: ex militar, neonazi, racista, antisemita, xenófobo, islamista, desequilibrado... Claude Gueant reiteró que «hay las pistas, por supuesto», pero «por ahora no hay elementos que nos permiten decir que estamos cerca de un arresto». En la emisora Europe 1 el ministro del Interior indicó que se han hecho miles de verificaiciones, incluidas las de «los militares expulsados del Ejército que podrían tener en mente un deseo de venganza», en referencia a tres soldados que se fotografiaron haciendo el saludo nazi, pertenecientes al 17 Regimiento de Paracaidistas de Montauban, el mismo al que pertenecían a los soldados muertos el 15 de marzo en otro tiroteo.

Como parte de esta pista, un militar de Castres (cerca de Toulouse), fue detenido el pasado 16 de marzo y luego puesto en libertad sin ser acusado.

Alerta

Las autoridades intentan ahora capturar al autor de los atentados antes de que, como temen, vuelva a actuar con la misma pauta, y por primera vez se ha decretado en la región de Toulouse el color escarlata en el «plan de alerta antiterrorista Vigipirate», el nivel más alto.

Entre las pistas que siguen los investigadores figura la moto en la que huía, en ambos casos una Yamaha de gran cilindrada que, sin embargo, los testigos describieron como negra en los dos primeros casos y blanca en el colegio judío de Toulouse.

El fiscal indicó que puede tratarse de una moto robada el pasado día 6 en Toulouse pero que no hay certidumbre ya que no se ha podido ver en las imágenes la matrícula. La investigación está siendo también muy activa en internet donde se sigue la pista de un anuncio colocado por la primera víctima, Imad Ibn Ziaten, para vender su moto, ante la posibilidad de que sirviera para establecer una cita. El pasado 11 de marzo, en un ataque al que apenas se dio relevancia este suboficial del Primer Regimento Paracaidista de Francazal fue abatido por un disparo en la cabeza nada más aparcar su moto. El atacante huyó en la scooter.

Cuatro días más tarde, en Montauban, llega al cuartel del 17e Regimiento Paracaidistas y se coloca detrás de tres militares que retiran dinero de un cajero automático. Vacía un cargador sobre ellos y da la vuelta a una de los cuerpos para disparar otras tres balas.

La Policía encontró un cargador, pero el autor del atentado lo había limpiado y no se halló ninguna huella o resto de ADN.

El lunes eligió un colegio judío de Toulouse y llegó con la misma moto y dos armas. Una de ellas se le encasquilló tras disparar al rabino y sus hijos en el exterior y utilizó la otra en el interior del centro, donde mató a otra niña.

En Toulouse, donde se sucedían los homenajes de recuerdos a las víctimas, los restos del profesor de religión Jonathan Sandler, de 30 años, sus dos hijos Gabriel y Arieh (cuatro y cinco años) y Myriam Monsonego (siete años), abandonaron a primera hora de la tarde la escuela Ozar Hatorah y fueron trasladados al aeropuerto de Roissy, antes de volar a Israel, donde serán enterrados hoy de conformidad con los deseos de sus familiares.

Paréntesis electoral

El atentado supuso un paréntesis de la campaña electoral de las presidenciales previstas para los próximos 22 de abril y 6 de mayo, tanto por parte del presidente Sarkozy, como del candidato del PS, Francois Hollande.

«No creo que nadie vaya a tratar de aprovechar la desgracia. No quiero ni imaginarlo», dijo Hollande, que canceló sus mítines, pero, al igual que el presidente, se mantuvo muy presente en los medios de comunicación.

Sin embargo, el candidato centrista François Bayrou, y el de izquierda Jean-Luc Melenchon se mostraron decididos a continuar su campaña haciendo hincapié en la lucha contra la intolerancia o resistencia al odio y la violencia.