La Unión Africana (UA) decidió ayer suspender la membresía de Mali como consecuencia del golpe de Estado dado el miércoles por un grupo de oficiales opuestos, según dijeron, a la política militar del derrocado presidente, Amadou Toumani Touré, para hacer frente a la rebelión tuareg en Azawad y a Al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI). Durante el día de ayer, más y más voces se sumaron a la condena de la asonada militar y exigieron la inmediata restitución del orden constitucional en el país, aislando así a los golpistas, mientras los tuaregs alzados en armas continuaban su ofensiva. A última hora de ayer, las agencias informaban de una contraofensiva del Ejército.

Además de la suspensión de Mali, la UA acordó el envío de una misión conjunta con la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) a Bamako, escenario ayer de confusión y pillaje. Este último organismo celebrará una cumbre extraordinaria en Abidjan, capital marfileña, para discutir la situación en Mali.

El presidente del Consejo de Paz y Seguridad de la UA, su órgano supremo, Jean Ping, reveló a los periodistas que de consolidarse el Ejército en el poder, el ente panafricano pasaría a una siguiente fase, que incluiría la congelación de bienes y la prohibición de viajar a los responsables del golpe de Estado.

Ping dijo haber sido informado de que Touré se encontraría en una embajada de Bamako protegido por sus leales, aunque ese extremo no ha podido ser confirmado, y aseguró que los golpistas «no han conseguido convencer a otros oficiales y generales para que se les unan».

Así, el aislamiento crecía en torno a los golpistas. A cinco semanas de la primera ronda de las elecciones presidenciales, previstas para el 29 de abril, la asonada fue condenada en una declaración conjunta firmada por doce de los principales partidos políticos en Mali, lo que debilita enormemente la posición de los golpistas.

Preocupación por el Sahel

La Unión Europea, que pidió a restitución del orden constitucional y elecciones democráticas en el plazo previsto, decidió suspender temporalmente su ayuda al desarrollo a Mali, aunque no la de carácter humanitario.

Bruselas expresó su «profunda preocupación» por el deterioro de la situación en el Sahel, del que el golpe militar de Mali considera una evidencia más.

En los últimos años, Bruselas ha dado un apoyo activo a Mali, considerado un ejemplo de transición democrática en África Occidental, y ayer sys ministros de Exteriores expresaron su determinación de seguir respaldando al Sahel «en sus esfuerzos para luchar contra la pobreza, el terrorismo, el extremismo violento y la delincuencia organizada», aunque la situación es «cada vez más inestable».

Además de la rebelión tuareg, Mali y sus vecinos del Sahel se enfrentan a las actividades de AQMI y a las redes de delincuencia organizada, mientras el flujo de armas tras el fin del conflicto libio ha aumentado los riesgos.

Los rebeldes tuaregs del Movimiento de Liberación Nacional del Azawad (MLNA), que se alzaron en armas a mediados de enero para reclamar la independencia de ese territorio, cuna de los tuaregs y cuyo 60% ya controlan, están cumpliendo su amenaza de aprovechar la confusión existente en este momento en Malí y en su Ejército para lanzar nuevos ataques en el norte del país. El jueves ocuparon la base militar de Anefis, a 100 kilómetros de Kidal, y amenazan con atacar esa ciudad, así como Gao o incluso Tombuctú, en los próximos días, señaló el portal de información sobre África GuinGuinBali.

El avance rebelde se estaba produciendo sin respuesta por parte del Ejército maliense, cuyos soldados estaban abandonando sus posiciones movidos por la confusión. En Gao y en Tombuctú los soldados se unieron al golpe de militar y retuvieron o secuestrado a sus oficiales al mando. De hecho, la toma de la base militar de Anefis se produjo sin un solo disparo.