El nuevo presidente de Senegal, Macky Sall, debe contentar a toda la oposición
Macky Sall, el nuevo presidente de Senegal tras ganar el domingo las elecciones presidenciales, deberá hacer frente a una situación de grandes urgencias y a las expectativas de todos los grupos opositores que le dieron su apoyo para la segunda ronda.
GARA | DAKAR
Tras la euforia vivida ayer en Senegal durante las celebraciones por la victoria en las elecciones presidenciales de Macky Sall -que derrotó el domingo a su antiguo «maestro» Abdoulaye Wade- , el nuevo presidente tendrá que afrontar las urgentes necesidades que poseen sus compatriotas la mayoría sumergidos en la pobreza, y los políticos que lo apoyaron tras la primera ronda.
Como era de esperar, la victoria cayó en manos de Macky Sall, de 50 años, que obtuvo el reconocimiento de Wade antes de publicarse los resultados, fue un alivio para muchos habitantes de Senegal, tras la ola de violencia que produjo la candidatura del expresidente Wade.
La victoria fue aplastante. Según las primeras estimaciones no oficiales Sall obtuvo el 70% de los votos.
El resultado se celebró a lo grande en las calles de Dakar, con gritos, cánticos, bailes y música típica de Senegal. La alegría de los opositores a Wade era palpable, pero no fue la única.
Este triunfo también fue aplaudido por la comunidad internacional, en especial por el Estado francés, antigua potencia colonial y el primer aliado socioeconómico del país.
La Unión Africana (UA) declaró que la elección de Senegal hizo «honor » tanto al país como al continente africano.
En su primera declaración pública tras conocer su éxito, Macky Sall, subrayó que «la magnitud de esta victoria» del plebiscito «expresa las inmensas expectativas de la gente». «Trabajaremos todos juntos» añadió.
Pero Sall deberá enfrentarse a varios asuntos de prioridad nacionales que afectan al país. El costo de la vida, los precios del combustible, las inundaciones en los suburbios de Dakar, los problemas con la electricidad y el empleo juvenil serán algunas de las cuestiones a resolver.
En una entrevista en vísperas de su elección, Sall, varias veces ministro y primer ministro de Wade hasta las elecciones dijo que había «varias situaciones de emergencia» incluyendo la dramática situación de las finanzas públicas» y mostró preocupación por la situación alimentaria de más de 800.000 senegaleses «amenazados por la hambruna».
Además, anunció su intención de poner en marcha medidas de reducción de las embajadas de Senegal y bajar el número de ministros -actualmente cuarenta- en el nuevo Gobierno.
Pero cualquier medida que el nuevo presidente senegalés pretenda adoptar tendrá que satisfacer no solo los intereses del pueblo, también los de todos los políticos -doce en total- que apoyaron su candidatura tras quedar fuera de la elección en la primera vuelta. Sobre todo a los «pesos pesados» de la oposición, Moustapha Niasse y Ousmane Tano Dieng, a quienes tendrá que recompensar de alguna forma pues acumularon entre los dos más del 24% de los votos de la primera ronda.
Su candidatura a la reelección suscitó preocupación y derramamiento de sangre, pero al reconocer su derrota frente a Macky Sall, incluso antes de los resultados oficiales, Wade conjura el riesgo de una mayor crisis política.
Abdoulaye Wade llamó por teléfono a Sall para «felicitarle» por la victoria tal y como prometió, consolidando la imagen de Senegal como un modelo de democracia que escasea en África.
En opinión de Diouma Diakhate, candidato en la primera ronda, «Wade podía esperar o incluso discutir las tendencias iniciales con el fin de provocar tensión en la ciudadanía para incendiar el país», cosa que esperaba la gente.
Sin embargo, el escritor Mody Niang señaló que Wade «no tenía más remedio que llamarle al ser tan abrumadora la victoria».
Para el coordinador del Movimiento 23 de junio (M23) -movimiento que convocó las protestas contra la candidatura de Wade-, Alioune Tine, «es bueno que Wade llame a Macky Sall» porque es un signo de democratización, pero subrayó que el expresidente «salió por la puerta trasera» porque la «la mayoría del pueblo no confía en el». GARA
El nuevo presidente Macky Sall debe afrontar a una mayoría de trece millones de desempleados que viven sumergidos en la pobreza en Senegal y muchos de ellos prefieren abandonar el país a viajar a Europa.