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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Andalucia, Asturias... y Catalunya

Ayer prácticamente todas las miradas en el Estado español estaban centradas en Andalucia y Asturias. ¿Todas? No. Como no podía ser de otra forma, y ante el inesperado fracaso de su asalto andaluz, algunos medios y columnistas prefirieron centrarse en... Catalunya. Uno de los objetivos predilectos de la derechona. Las lectoras y lectores se preguntarán por qué, y la respuesta es el congreso que el partido CDC realizó el pasado fin de semana y su poco habitual discurso soberanista, inmediatamente matizado pero suficiente para que «El Mundo» escribiera un punto editoral al respecto. El periódico de Pedro J. cargaba contra Oriol Pujol, nuevo secretario general de CDC, cuyas palabras reflejan «la deriva independentista que ha tomado su partido. Un discurso que toma un cariz excluyente y que lo único que puede provocar es la animadversión de los insultados». Por insultados se refiere a las españolas y españoles, y todo porque Pujol junior pidió «huir de estas aguas podridas que nos ahogan», en referencia al Estado.

Más cabreado estaba, en el mismo diario, el inefable Federico Jiménez Losantos, para quien «pese a la sorpresa de Andalucía, lo esencial en la política española se ha decidido lejos de Sevilla y Oviedo, Cádiz, Covadonga, Málaga y Gijón. El futuro de España, es decir, su falta de futuro, ha quedado, más que visto para sentencia, sentenciado en el congreso convergente, con Moisés Pujol dándole a Josué Pujol la alternativa para disfrutar de la tierra prometida, que es la independencia total, a costa y cargo de España». Servidora diría que las catalanas y catalanes no tienen intención de decidir «el futuro de España», sino el de su nación, pero Losantos insiste: «mientras los solares de nuestra civilización histórica -la Bética- y nacional -Asturias- desertaban de las urnas, Cataluña definía su futuro sin consultarlas. Hay quien lamenta que la soberanía española no resida ya en Madrid sino en Bruselas. Pues ni en una ni en otra: en Barcelona. Y lo de Sevilla le viene francamente bien». Definitivamente no ha sido un buen fin de semana para el columnista más dicharachero de la derecha extrema. Aunque visto el humor que se gasta, una diría que no ha tenido un fin de semana bueno hace mucho.

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