El influyente y popular líder palestino, Marwan Barghuti, llamó ayer a relanzar la resistencia popular contra Israel. Haber sido secuestrado en 2002 por comandos israelíes, condenado a cinco cadenas perpetuas y acusado de ser el cerebro de la segunda Intifada, no ha impedido a Barghuti seguir siendo políticamente activo y un referente para su pueblo. Defendió la cohesión palestina, un gobierno de unidad nacional y una resistencia contra el ocupante que combine el boicot económico de los palestinos a Israel, el boicot internacional de los países árabes y las acciones diplomáticas para el reconocimiento de Palestina en la Asamblea General de la ONU.

A pesar de su difícil situación, habló claro y directo: no hay paz ni solución al conflicto de Oriente Medio con ocupación, sin la retirada de Israel a las fronteras de 1967 como garantía de establecimiento del Estado palestino. Instó a parar completamente «las negociaciones de paz» y todo tipo de colaboración y saludó a las «revoluciones populares» de Túnez, Egipto y Libia. Un mensaje, en definitiva, con múltiples implicaciones y diferentes destinatarios. La solución estará más cerca si todos hacen acuse de recibo.