Si ayer fijábamos esta lupa en el empecinamiento que Jiménez Losantos tiene con Catalunya, hoy no queda más remedio que dedicar este espacio a otro colaborador de «El Mundo», que tiene intención de ser nombrado columnista ultra del año. Se trata de Salvador Sostres, que a cuenta de los resultados electorales en Andalucía escribió en el blog que tiene en el citado diario una sarta de barbaridades. Así, para empezar apuntaba que «vista la bajísima participación queda claro lo poco que Andalucía les importa a algunos andaluces más allá del PER y del tinglado. La próxima vez que los andaluces se quejen de aparecer en las series de televisión como conserjes, paletas y paletos, habrá que mandarles un fax con estos resultados». Vamos, que es normal que les llamen paletas si no votan al PP. Pero el texto tiene mucha más miga; lean, lean: «los andaluces han elegido que se les trate de un modo paternalista, que se les perdone la vida como a menores de edad. Los andaluces han votado que les sigan tratando como a pobrecitos y no como a hombres libres. No da para demasiado orgullo. Dicen que los votantes no se equivocan: pues claro que se equivocan, y se equivocan mucho, y equivocando su voto equivocan su destino y así le van las cosas a los andaluces y a Andalucía». Como para explicarle a este personaje un concepto tan en desuso como democracia... Por cierto, lo de «hombres libres», es significativo del papel que nos reserva el «periodista» a las mujeres.

Después de soltar todos esos disparates, Sostres demuestra que no sabe cómo funciona la aritmética parlamentaria: «me parece una estafa al principio más esencial de la democracia que en Andalucía haya ganado el Partido Popular y que vayan a continuar gobernando los socialistas; o que en Asturias haya ganado el PSOE y lo más probable sea que el presidente continúe siendo Francisco Álvarez Cascos. Ya se que lo legal es lo legal, pero lo moral también es lo moral y moralmente me parece un suicidio que lo que se negocia en los despachos sea más importante que lo que se gana o se pierde en las urnas». Pues podía darse una vuelta por Gasteiz y explicárselo a Patxi López y a Basagoiti.

Y para acabar, advierte: «a nadie le quede la menor duda que Andalucía va a tener lo que ha dicho que quiere y, por lo tanto, lo que se merece». Está claro que el plumilla de moda de la derecha más casposa es un demócrata convencido.