1/4 UEFA Europa League
El «Cazador» no quiere dejar salir vivos a los leones
El histórico club minero, del que llegó a ser seguidor Adolf Hitler, aguarda a los rojiblancos alentado por los 60.000 hinchas que abarrotarán su estadio seis estrellas y encomendado a la racha goleadora del holandés Huntelaar.
Joseba VIVANCO
«Blau und Weiß, wie lieb ich dich» o «¡Azul y blanco cómo te amo!», cantan el himno los casi 60.000 hinchas locales en los partidos que el Schalke 04 disputa en su espectacular feudo, un moderno estadio seis estrellas según la UEFA, que albergará este jueves la eliminatoria del equipo de Gelsenkirchen ante el Athletic de Bilbao. Si el mítico Old Trafford graduó a los leones, el Veltis Arena y su aguerrida hinchada pegada al césped se presenta como una reválida de cuidado. Un gran campo y un rival enfrente, tercero en la Bundesliga, y cuyo marchamo goleador tiene un nombre: Jan-Klaas Huntelaar, 40 goles este año, la verdadera arma letal de los die königsblauen o `azules reales'.
La historia del rival de los bilbainos se remonta al 4 de mayo de 1904, cuando un grupo de quinceañeros decidió fundar un club de fútbol llamado Westfalia Schalke. Ocho años más tarde, con el fin de participar en la competición oficial, el Westfalia Schalke se fusionó con el club gimnástico 1877 Schalke, del que se separó en 1924. Fue en esa fecha cuando nació el FC Schalke 04, que cambió los colores rojo y amarillo de su uniforme por el de azul y blanco.
Schalke era originariamente el nombre de una mina de carbón y el Schalke 04 fue, en sus comienzos, un equipo de mineros. Eso marcó durante mucho tiempo el fútbol que quería ver su afición, que pedía, ante todo, una entrega total en el campo. Rudi Assauer, durante más de una década el hombre que tomaba las decisiones en el Schalke, sostenía que una ciudad de trabajadores que iban al estadio lo que querían ver era a jugadores que se rompían el alma trabajando en el campo como ellos, en la mina o en la fábrica.
En la década de los años treinta fue el club más exitoso de Alemania, arrastrando hasta 70.000 espectadores a su estadio, incluido un Adolf Hitler que era seguidor, y sin perder un solo partido como local durante once años. Fueron años gloriosos, de la mano de dos cracks eternamente reconocidos para la historia del fútbol alemán: `El Carbonero de Gelsenkirchen', Ernst Kuzorra, y su gran amigo Friedrich Sczepan, padres del luego conocido como Schalker Kreisel o `rondo' del Schalke.
Tras la guerra, perdió fuerza y su último título local data ya de 1958. Quizá por eso, la Copa de la UEFA ganada al Inter en 1997 se ha convertido en un mito de identificación para el club, que ahora quiere volver a revivirlo. de la mano de su técnico Hubb Stevens, quien dirigía al equipo en aquella final.
Su potencial es el ataque
Con la hinchada más poderosa de Alemania detrás, el sustento económico del gigante ruso Gazprom y la mentalidad atacante imprimida por su técnico, el equipo de los mineros ganó la Copa alemana el año pasado en la que fue semifinalista de la Champions y apunta fuerte en esta Europa League.
Con una alineación tipo formada por Hildebrand: Höwedes, Papadopoulos, Metzelder, Fuchs; Jones, Matip; Farfán, Raúl, Draxler; y Huntelaar, el pasado domingo en su victoria 2-0 ante el Bayer Leverkusen formó con Hildebrand; Uchida, Papadopoulos, Matip, Fuchs; Jones, Holtby, Farfán, Raúl, Draxler; y Huntelaar. Su internacional y jugador de enorme proyección, el defensor Höwedes se ha recuperado ya, aunque habrá que ver si saldrá de inicio.
El equipo alemán basa todo su poderío en el ataque y es el equipo alemán que mejor rentabiliza sus ocasiones. En la portería está un veterano Hildebrand -ex-valencianista-, protegido por una defensa de fornidos centrales -Llorente puede salir peor parado que ante el Sporting- en la que lo mejor es su lateral austríaco Fuchs, pero sobre todo por sus enormes arrancadas al ataque.
En la medular, a falta de un Jurado que ha perdido comba, no hay mucho `cerebro'. Mucho jugador destructor y atención al joven Holtby, de gran calidad y muy peligroso en la llegada. Y arriba, la joven promesa Draxler combina con el carismático Raúl y un Huntelaar -ya le hizo dos goles al Athletic en San Mamés en un 2-5 del Madrid- cuyo nombre es sinónimo de red. Todo lo que toca lo convierte en tor -gol en alemán-. Por algo le llaman Hunter -`cazador-. ¿Saldrá con vida de allí el león?
«Sabemos que tenemos que demostrar la madurez que hemos demostrado en algunos momentos y que lo que pasó en Old Trafford y en San Mamés no fue casualidad, sino el fruto de mucho trabajo, que somos capaces de volver a repetirlo y que va a haber opciones», se mostró convencido ayer Javi Martínez tras el entrenamiento matutino en Lezama previo al viaje a Alemania, donde ya están los de Marcelo Bielsa. El de Aiegi quiso hacer ver que los rojiblancos han cambiado de `chip' y que están ante una cita que «tiene todos los alicientes para ser un partido ilusionante», ante un rival que «motiva a todos». El navarro negó que haya dudas en el equipo sobre su juego actual y que vayan a saltar con ellas al césped del Schalke.
«Sabemos qué tenemos que hacer, que tenemos que salir con la misma mentalidad que siempre, intentar hacernos dueños del partido, mantener nuestro ritmo e imponer nuestro juego», declaró sobre una eliminatoria en la que no se siente favorito: «Lo vemos al 50 por ciento siempre, sea quien sea el equipo. Somos dos equipos muy parejos y quizá pequeños detalles pueden decantar la eliminatoria; tenemos que controlar todos esos pequeños detalles».
Su compañero Gorka Iraizoz también se refirió a la eliminatoria ante el United para encarar ésta: «Todos los partidos son distintos, esperemos hacerlo igual o mejor que en Old Trafford para tener el máximo de posibilidades». El guardameta navarro admitió que «el rival es distinto, todo es diferente. Este partido nos abre las puertas de algo muy importante, y esa energía que tenemos todos para dar ese paso y seguir creciendo hay que plasmarla el jueves», recordando que han hecho «un camino largo» para estar en los cuartos y que ahora deben «creer que se puede llegar» a la final.
Sobre el partido que espera, Iraizoz manifestó que «lo importante es que seamos capaces de seguir haciendo partidos tal y como los planteamos, para nuestra forma de jugar y luego amoldarnos a todo tipo de situaciones que se puedan generar. El equipo nunca bajará la guardia ni dejará de luchar para que su estilo prevalezca para ganar el partido». J.V.
«Lo que digo es que la competencia no debe ser desnaturalizada, pero no a costa de la salud de los futbolistas. Si la sucesión de los partidos inhibe o compromete la salud de un jugador, no por responder a la estructura de la competencia voy a correr el riesgo de lastimar al jugador proponiéndole esfuerzos sucesivos que no puede absorber». Las palabras son de Marcelo Bielsa, pronunciadas en rueda de prensa el pasado sábado, en la previa del Athletic-Sporting. Una filosofía que ya ha repetido en alguna otra ocasión. Por eso resultó ayer sorprendente lo dicho en sala de prensa por uno de sus jugadores, Javi Martínez, al referirse a Ander Herrera. Después de responder que el desgaste físico y mental no va con él, que «me gusta jugar al fútbol y cuantos más partidos tenga mejor», recordó a su compañero que arrastra molestias en el pubis desde hace tiempo. «Lleva tiempo con dolores y quizá otro en su lugar habría parado, pero él es un jugador que se compromete mucho con el equipo y los objetivos y eso está haciendo que en determinados momentos incluso ponga en juego su salud para que el equipo pueda aprovecharse de sus cualidades», afirmó. ¿En qué quedamos? J.V.
El mediocampista canterano Álvaro Peña es la novedad de la convocatoria de Bielsa para Alemania, en la que están también Ramalho, Gabilondo y Koikili y se cae, lesionado, David López. Llorente y Herrera apuntan a la titularidad.
Un millar de aficionados rojiblancos se espera que animen al equipo, entre ellos los pasajeros del bus-litera organizado por la Peña Deusto y que anoche partió hacia Brujas con destino final en Gelsenkirchen.
El portugués Pedro Proenza será el encargado de dirigir el partido. El luso es conocido por haber expulsado tres veces a Josep Mourinho. Pitó las semifinales de Champions del año pasado entre el United y el Schalke 04.
