El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, afirmó ayer que no esconde nada en las negociaciones entre Washington y Moscú sobre el escudo antimisiles en Europa en respuesta a las críticas republicanas y lamentó una campaña que «no favorece» el debate sobre cuestiones importantes.

La conversación captada por un micrófono abierto entre Obama y su homólogo ruso, Dimitri Medvedev, en un aparte de la Cumbre sobre Seguridad Nuclear en Seúl, en la que el líder estadounidense pedía tiempo -«después de mi elección voy a tener más flexibilidad»- muestra para los republicanos «las verdaderas intenciones» del mandatario en un eventual segundo mandato.

Mitt Romney, favorito en la carrera republicana a la nominación como candidato, aseguró que la conversación revela «el doble juego» del presidente demócrata.

«Los estadounidenses tienen derecho a saber en qué temas prevé ser `flexible'», subrayó Rommey.

«Rusia no es amigo de EEUU en la escena internacional y es muy inquietante ver al presidente buscando una mayor flexibilidad», aseguró.

Consenso político

Obama se vio obligado a terciar en la polémica y subrayó que «la única manera para mí de avanzar en estas cuestiones es consultando con el Pentágono y el Congreso y logrando el apoyo de demócratas y republicanos».

En declaraciones a los periodistas en Seúl, insistió en la necesidad de un «amplio consenso político» en Washington para abordar cuestiones como la del escudo antimisiles en Europa. «Francamente, el entorno actual no es propicio para este tipo de consultas significativas», señaló antes de apostillar que «lo que se ha escrito en las últimas veinticuatro horas» es reflejo de sus palabras.

En la siguiente reunión con Medvedev, Obama optó por el humor para rebajar la tensión e hizo amago de tapar un micrófono con la mano.