Juan Mari Arregi Periodista
Xabier Galdeano, víctima del GAL en 1985
Ayer, 30 de marzo, se cumplieron 27 años del atentado mortal del GAL contra Xabier Galdeano, ex directivo de «Egin», en Donibane Lohizune, donde residía como refugiado político. Hoy, que pululan numerosos actos de homenaje a víctimas de ETA tratando de hacer ver que aquí sólo hubo víctimas de la organización armada vasca, justo es recordar que también hubo otras víctimas: las del franquismo, las del posfranquismo, las del ATE, las del GAE, las de la Triple A, las del BVE, las del GAL, las de las torturas, las de la violencia policial... Y que todos los gobiernos españoles, desde Franco hasta el actual, como también los distintos gobiernos franceses, han estado implicados, involucrados, comprometidos de una u otra forma con la guerra sucia, con la tortura y la violencia policial. Algo que aun no han reconocido ni «condenado», ni pedido «perdón» por ello y que, sin embargo, exigen cínicamente a ETA por su actividad armada, e incluso a la misma izquierda abertzale.
A todas esas víctimas -miles de ciudadanos y ciudadanas vascas que también tienen nombres y apellidos, así como familiares y amigos-, nuestro recuerdo y homenaje en este día en que hace 27 años unos mercenarios pagados con dinero público por el Gobierno español, gestionado entonces por Felipe González, mataron a nuestro amigo y compañero Xabier.
La actitud de respeto -algo que me consta- por parte de Maribe, compañera de Xabier, y familia hacia las otras víctimas de ETA, así como su voluntad de no anidar odio ni revanchismo en sus corazones hacia sus «enemigos» y ejecutores de la muerte de Xabier, es un buen ejemplo para, en este nuevo escenario abierto en los últimos tiempos, alcanzar la paz basada en la verdad, justicia, libertad, solidaridad, amnistía y reconciliación. Si todas las víctimas -todas- mantuvieran esa actitud, el camino hacia la paz sería mucho más rápido que el que hoy se atisba.