Llegamos a casa exhaustos pero satisfechos con la enorme movilización popular que acompañó al llamamiento de huelga general en Euskal Herria, cuando nos enteramos de que el Tribunal Constitucional español había dado luz verde a la aplicación de la cadena perpetua a los presos políticos vascos. De inmediato nuestro pensamiento viajó de las calles en ebullición que habíamos dejado minutos antes a las cárceles en las que mantienen secuestrados a tantos y tantos de nuestros seres queridos.

También nos acordamos de sus familiares, a quienes la crueldad de los estados pretenden hacer sufrir lo que no está escrito.

Sin embargo, sabemos de la firmeza y la dignidad de presos y familiares y de la capacidad de respuesta de este pueblo. Lo tienen claro los jueces y quienes guían sus sentencias si pretenden frenar las ansias de libertad de Euskal Herria. Este país está en pie y responderá unido hasta conseguir la libertad. La de los presos y presas y la suya propia.