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CRíTICA cine

«Blancanieves» El cuento según Tarsem

Mikel INSAUSTI

Quién iba a decir que el barroquismo visual del exótico Tarsem Singh terminaría por encontrar su mejor acomodo en la ilustración de un cuento infantil, porque en lo tocante a Hollywood “Blancanieves (Mirror, Mirror)” es su contribución artística más sólida y coherente hasta la fecha. Lo cual resulta indicativo de que el riesgo no siempre es el camino más transitable para sorprender al público, y de que a veces el excentricismo puede llegar a encajar dentro de la producción convencional. He de decir que todo me gusta en la película: los decorados, el vestuario, el reparto, la música, las canciones, la fotografía, los efectos y cuantos apartados garantizan el espectáculo total. El guión adaptado a partir del clásico de los hermanos Grimm funciona de maravilla sin necesidad de buscar nuevos giros, gracias simplemente a un toque actualizador y feminista para la heroína. El resto de los personajes están caricaturizados mediante un humor paródico tan brillante como su propio diseño, siempre original. Para comprobarlo, basta fijarse en los siete enanitos reconvertidos en gigantes zancudos.

Es de agradecer que se haya respetado el número musical de cierre en su versión original subtitulada, lo que permite escuchar libre de doblaje la voz de la hija de Phil Collins cuando canta la canción compuesta por Alan Menken “I Believe in Love”, envuelta en una coreografía a lo Bollywood que denota el origen indio de Tarsem Singh. Pone el punto culminante y festivo a una aventura llena de pasajes memorables, y entre los que merece la pena resaltar la transformación de Nathan Lane en cucaracha, la imagen de la madrastra virtual reflejada en el espejo manejando los hilos de marionetas gigantes, el baile de los disfraces con sombreros y tocados de animales, la partida humana de “barcos” o la sesión de belleza naturista de lo más repugnante a la que se somete Julia Roberts. Aunque la palma se la llevan los vestidos creados para ella en su obra póstuma por la diseñadora nipona Eiko Ishioka.

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