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Amparo LASHERAS Escritora

No llegó a ser un día perfecto

 

El jueves fue un buen día para los trabajadores y la huelga general un auténtico éxito. Poco es lo que se puede añadir a una jornada que se vistió de rojo, y como se dijo en uno de los discursos sindicales en Gasteiz, también «de orgullo de ser y pertenecer a la clase trabajadora». Las imágenes de movilización, paro, silencio comercial y reivindicación popular, vividas in situ por miles de hombres y mujeres, colocan al 29M en un lugar preferente en el nuevo tiempo de la dura pelea que se acerca para hacer frente a las conveniencias del capitalismo más deshumanizado. Sin embargo, en Euska Herria, la alegría revolucionaria de escuchar la Internacional en las últimas horas de una huelga general ganada a pulso, no fue suficiente para redondear el éxito de un día diferente. La decisión del Tribunal Constitucional español de mantener la aplicación de la «doctrina Parot» a 29 de los 32 presos que habían recurrido la medida, volvió a romper la sensación de futuro para un pueblo con más de 700 presos políticos. Con el fallo del TC, la sombra de la cadena perpetua ha recuperado forma en la política penitenciaria y se entiende como la venganza de un Estado que se niega a poner sobre la mesa y a discutir las consecuencias de un conflicto político que no va a desaparecer porque sus tribunales blinden las cárceles y secuestren la libertad y los derechos de las presas y los presos políticos que han cumplido sus condenas. Las creencias de ese tipo de opresión nacional se parecen a las del capitalismo, se debilitan y se ahogan en su prepotencia hasta que muchos y juntos interrumpen el camino y desbaratan su tranquilidad. No hay otra.