El Gobierno de Juan Manuel Santos y el Ejército colombiano se adjudicaron un supuesto golpe a las FARC, en el que dijeron haber matado a 36 supuestos guerrilleros, entre ellos al menos seis comandantes del Bloque Oriental, gracias al trabajo realizado por un agente infiltrado. Se referían al bombardeo aéreo, a principios de semana, de un supuesto campamento de la guerrilla en una zona rural de Vista Hermosa (departamento del Meta).

«Se ha eliminado una generación completa de comandantes, con entre 10 y 20 años de experiencia en las FARC», se congratuló el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, en un encuentro com medios extranjeros, donde quiso dejar claro que la operación fue realizada gracias a informaciones conseguidas con un agente infiltrado.

«La guerrilla se arriesgó en una acción desesperada a convocar una reunión para intentar llenar los huecos en la cadena de mando», indicó un alto responsable de Inteligencia militar. Una información que, según la versión de Bogotá, se conocía desde hace tres meses gracias al infiltrado, quien facilitó los detalles sobre el supuesto campa- mento apenas «doce horas antes» de la ofensiva y que, por supuesto, sobrevivió.

El alto responsable militar dijo que «fue puro trabajo de inteligencia, sin apoyo tecnológico exterior», en referencia al que recibe de EEUU e Israel.