Cien días de recortes, mentiras y gabardinas chinas. Así se podría titular ese señuelo periodístico que se colocan los supuestos analistas para poder hacer una recapitulación de la gestión de los nuevos gobiernos. El de Mariano Rajoy ha envejecido muy rápido y muy mal. Su ministro de Justicia, el ex-alcalde Alberto Ruiz Gallardón ha sido tocar una cartera y caérseles todas las caretas. Con el asunto del aborto y la maternidad, se le ha visto su rasgo más ultra y más machista, porque asegurar que la mujer es más mujer cuando pare, es una burrada de los tiempos de su abuelito. El que pasaba por ser la parte más centrista del PP, se ha revelado en pocas semanas como el más cavernario.

Pues, al tanto, que en manos de este señor tan retrógrado y derechista está parte de la solución del conflicto vasco. Es un enigma que se va resolviendo con resoluciones judiciales francamente sorprendentes, ya que la doctrina Parot es una decisión política que jurídicamente no tiene mucho encaje, y lo demuestra la propia sentencia del Tribunal Constitucional, al decir que sí y que no, a la vez. Ese depende, es de un carácter tan arbitrario, tan anti-jurídico que debería servir para rasgarse todas las togas. Pero las mayorías absolutas sirven para que la balanza de la justicia no encuentre jamás el fiel y siempre caiga hacia el lado de la oportunidad política del que manda.

Pero como se nos había dicho tantas veces que no cabía en la constitución firmada por el suegro de Urdangarin la amnistía, y andaban todos buscando soluciones individuales para resolver casos que, utilizando el eufemismo que se quiera, deberán ser contemplados en su conjunto, el último consejo de ministros nos dejó abierta una ventana, o quizás solamente una gatera, ya que si se puede decretar una amnistía fiscal, y además se dice que es para recaudar más al incorporar contribuyentes, pues la lógica es que exista una amnistía política para acabar de la manera más eficaz con un problema que se viene acumulando desde hace décadas. Quizás Ruiz Gallardón le cueste entender esto, pero si sigue su misma metáfora sobre la mujer, a lo mejor se es más ministro si se hace una buena amnistía.