Abril se presenta con un intenso calendario conjunto para los abertzales de izquierda, repleto de iniciativas -Aberri Eguna unitario, presentación de una alternativa socioeconómica radical, reorganización de Udalbiltza, acuerdo estratégico «a cinco»- y de respuestas a los ataques -«Doctrina Parot», con un ojo atento a la sentencia «Bateragune»-. Ante la constatación de un Estado obsesionado con romper el sentido del momento y del impulso que acompaña a los promotores del proceso, la acumulación de fuerza debe guiar el esfuerzo. Más allá de respuestas a sucesivas sentencias o a sucesivos recortes, de una reiteración de manifestaciones nacionales o huelgas generales -insostenible en el medio plazo y generadora de un comprensible desgaste-, el desafío es otro. Ante una comunidad abertzale de izquierdas que va creciendo en número y exigencia, en diversidad de gente y de perspectivas, se trata de ser una corriente continua de buenas y frescas ideas, de tener la capacidad de pensar muy claramente, la fuerza de llegar a conclusiones y el coraje de presentarlas públicamente de manera atractiva y desafiante. Ser, en definitiva, un faro reconocible que provoque debate, apunte horizonte, anime a la reacción, determine los temas de la conversación política y, además de alabar o criticar, ofrezca soluciones y recetas creativas para la construcción de este país.

La huelga general ha vuelto a demostrar, como ya se vio con los resultados de Bildu o la gigantesca manifestación de Bilbo por los presos, que el nivel de la gente de Euskal Herria es muy grande, como el de los mejores tiempos. Y que en las circunstancias apropiadas y de forma rotunda, no solo supera las expectativas sino que también pasa por encima de muchos esquemas políticos, sindicales y organizativos de otros tiempos que aun conservan su inercia. Acertar con esa tecla y renovar la reciprocidad con esa gran comunidad natural, y que esta no sea meramente partidista, constituye el círculo de sostenibilidad de toda la apuesta. El centro de su espiral expansiva.

El afán de priorizar la reciprocidad con el pueblo abertzale de izquierdas y no dejarse guiar por ninguna otra inercia, cual xirimiri, debe empapar este mes de abril.