Después de todo lo escrito y dicho durante toda la semana por acudir los jugadores de la Real a una discoteca de Madrid tras perder en el Bernabéu, Anoeta celebró la fiesta de la tranquilidad con una más de las cómodas victorias que le ha ofrecido su equipo en los últimos meses.

Y es que las fiestas en el fútbol solo tienen sentido después de una victoria, aunque es muy importante que un equipo profesional funcione así y sea capaz de organizar planes como si fuera cualquier cuadrilla de amigos. La piña que organizaron los blanquiazules antes de iniciar el partido en el vestuario y en el inicio del segundo tiempo sobre el terreno de juego reflejan la unidad del equipo y eso se traduce en el campo.

A los siete minutos de esa piña sobre el césped Griezmann y Vela finiquitaron el partido y a partir de ese momento la fiesta estuvo en la grada. Uno no recuerda haber visto la ola en Anoeta en el minuto 52 como ayer, ni cuatro victorias casi seguidas con tanta tranquilidad.

Eso era lo que estaba en juego ayer, un final de temporada tranquilo, y la Real obtuvo una victoria que permite cerrar la crisis abierta tras tres derrotas consecutivas y mantener nueve puntos reales sobre el descenso cuando solo quedan ocho partidos por disputarse.

Además logró la victoria con fases de mucha calidad y con la vuelta de Montanier a la normalidad. Asumió su riesgo al dar entrada a Elustondo después de la forma en la que abandonó el estadio ante el Levante, pero el beasaindarra jugó un gran partido, como casi siempre que ha jugado este año, e hizo buena la apuesta del técnico.

Un gol oportuno

La clave del encuentro estuvo en el oportuno gol de Agirretxe en la primera aproximación realista al área del Rayo. A pesar de que apenas se escucharon pitos por lo sucedido en Madrid, el ambiente estuvo enrarecido porque en el fondo de la Peña Mujika faltaba el sector de la afición que más anima al equipo y porque afloraron los nervios en el césped y en la grada en los tres primeros minutos, en los que el Rayo tuvo una aproximación de Michu que desbarató Bravo y una clara ocasión de Diego Costa, que remató alto con todo a favor tras un error de los centrales blanquiazules.

A partir del 1-0 la Real jugó con más tranquilidad y tuvo tres opciones de Agirretxe (2) y Griezmann antes de que Estrada volviera a conectar con el delantero usurbildarra, que jugó un gran primer tiempo, y permitió a Zurutuza encarrilar el partido.

También salió mejor el Rayo en la segunda parte, pero en la primera aproximación realista, en una contra bien iniciada por Estrada y conducida por Elustondo con un magistral pase, Griezmann marcó para anular cualquier atisbo de duda. Además, en la siguiente jugada Vela logró el 4-0 y, a partir de ahí, se desató una fiesta de Anoeta a la que se sumaron incluso los aficionados del Rayo, que se llevaron la última ovación de Anoeta al recordar a Aitor Zabaleta.

No fue sin embargo una noche perfecta para la Real, porque Iñigo Martínez abandonó el campo con una preocupante lesión de rodilla que deja a Montanier con solo dos centrales para una fase en la que esperan tres partidos en una semana. Pero este equipo ha demostrado que funciona como tal fuera y dentro del campo y seguro que ofrecerá una buena respuesta.