Un paso que merece una respuesta adecuada
Ayer comenzó en Colombia el operativo de liberación de los últimos rehenes de las FARC en presencia de 25 delegados internacionales -entre ellos dos ciudadanas vascas, la diputada de Amaiur Maite Aristegi y Aitziber Blanco, de Lokarri-. La liberación de los rehenes es un paso de evidente importancia en la dirección demandada por numerosos agentes surgidos de la sociedad civil colombiana e incluso un gesto solicitado por el presidente Santos, quien afirmaba que la paralización de los secuestros y la liberación de los secuestrados eran imprescindibles para abordar un proceso de diálogo. Queda clara la voluntad de las FARC de encaminar el conflicto por la senda del diálogo y la negociación que la mayor parte de los colombianos desean recorrer. Por tanto, es un paso que ha de tener la respuesta adecuada. No es tiempo de discursos belicistas como el del Gobierno de Bogotá, que habla en términos de victoria y derrota, sino de diálogo y negociación. El encuentro internacional por la paz y la solución política celebrado recientemente en Lausana buscaba una mayor atención de la comunidad internacional, la cual tiene un papel que desempeñar en la búsqueda de soluciones al conflicto, máxime cuando una de las partes ha comenzado a dar pasos de calado, pero el Gobierno colombiano no puede ignorar sus responsabilidades ante la oportunidad abierta.