CRíTICA música clásica
Más que pasión, veneración
Mikel CHAMIZO
Desde hace ya bastantes años, y siempre unos días antes de la Semana Santa (nunca durante la festividad en sí misma), en casi todas las ciudades del Estado se interpreta una pasión de Bach. Es una tradición curiosa, pues la sobria visión bachiana de la Pasión de Cristo no tiene mucho que ver con nuestras rocambolescas tradiciones, pero el hecho es que sus pasiones se han asentado como un clásico imprescindible por estas fechas. Supongo que habría que ir analizando cómo se viven aquí estas pasiones: como un evento religioso o bien musical. Yo creo que lo segundo, pero eso dependerá de cada cual, y al fin y al cabo un concierto de música clásica no dista mucho de ser un ritual casi religioso.Yo no sé cómo experimentó esta “Pasión según San Juan” el público donostiarra, pero sí puedo adivinar que los cantantes la vivieron con total veneración. Tal y como está el mercado clásico últimamente –como todo, cada vez más mercantilizado– me sorprendió que dos cantantes de la talla enorme de Dietrich Henschel o Andreas Scholl cantaran, en bajito y desde sus sillas, la práctica totalidad de la Pasión junto con el coro, a pesar de que su intervención real de cara al público no sobrepasa los 10 o 15 minutos. Fue obvio que es una obra que aman de todo corazón, y eso se transmitió, por ejemplo, en el “Es ist vollbracht!” (¡Todo se ha consumado!) que cantó Scholl justo antes de la muerte de Jesucristo, de una belleza y amargura estremecedoras. Pero si en alguien se notó el respeto y veneración por esta obra fue en el director, el tenor Christoph Prégardien, quien puso sus limitadas dotes con la batuta al servicio de una interpretación henchida de intención y espiritualidad. Se rodeó para ello de un plantel de solistas muy notable, con un evangelista realmente especial –Eric Stoklossa, su voz agudísima parecía contener a veces la pureza y la fuerza de un adolescente– y un coro, el Nederlands Kamerkoor, con una sección masculina extraordinaria y que se llevó la mayor de las ovaciones.