Misión humanitaria en Colombia
Los mediadores confiaban en la liberación ayer de los diez retenidos
Después de un retraso de dos horas debido al mal tiempo, la misión humanitaria partió de Villavicencio para recoger a los últimos uniformados retenidos por las FARC, que la guerrilla decidió liberar de forma unilateral. Los mediadores confiaban en que los diez fueran liberados ayer.
GARA | VILLAVICENCIO
La lluvia que comenzó a caer de mañana sobre Villavicencio puso en peligro la misión humanitaria que finalmente pudo ponerse en marcha ayer, con retraso, para recoger a los diez últimos policías y militares que permanecían en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y cuya liberación fue decidida de forma unilateral por la guerrilla. En un principio, la liberación de los diez retenidos, que llevan más de trece años en poder de las FARC, iba a realizarse en dos fases, la primera ayer y la segunda el miércoles, pero tras la partida del helicóptero facilitado por el Gobierno de Brasil -con capacidad para 24 personas- del aeropuerto de Villavicencio, trascendió que, casi con total seguridad, todos iban a ser liberados ayer.
Fue Telesur quien primero informó de la posibilidad de que los diez uniformados fuera liberados ayer, una noticia confirmada poco después en el mismo aeropuerto por Hernando Gómez Serrano, un portavoz del colectivo Colombianos y Colombianas por la Paz (CCP), mediador del proceso. «Lo más probable es que las FARC entreguen hoy a los diez secuestrados. No es la confirmación final, pero es lo más probable», remarcó Gómez, aunque precisó que no se querían «generar falsas expectativas».
Esas informaciones, no obstante, solo iban a poder se confirmadas una vez que se produjera la liberación de los diez uniformados. Una vez liberados y tras una breve parada en Villavicencio, capital del departamento colombiano del Meta que sirve de base para las misiones humanitarias que se adentran en la selva, a donde se esperaba que llegaran pasadas las 23.00 (hora de Euskal Herria) policías y militares iban a ser trasladados al aeropuerto militar de Catam, según informó el Ejército, que se comprometió a suspender sus actividades en la zona mientras durara el operativo.
Antes de subir al helicóptero que trasladaba a dos integrantes del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), el organismo coordinador de la misión, y otros dos de CCP, su líder, la exsenadora Piedad Córdoba, destacó que se trataba de una operación de carácter humanitario convertida en «una fiesta, una alregría y una esperanza que muestra al mundo que lo hicimos a partir de la palabra, sin necesidad de derramar una gota de sangre».
Con ocasión de esta misión humanitaria, hasta Villavicencio viajó, en calidad de observador, el Grupo de Mujeres del Mundo por la Paz, del que forman parte las vascas Maite Aristegi, diputada de Amaiur en Madrid, y Aitziber Blanco Goikoe- txea, portavoz de Lokarri, junto a Mirta Baravalle (Madres de la Plaza de Mayo, Argentina), Rigoberta Menchú (Premio Nobel-Guatemala), Socorro Gomes (presidenta Consejo Mundial por la Paz-Brasil), Margarita Zapata (dirigente política, México), Xiomara Castro de Zelaya (dirigente política, Honduras), Nidia Díaz (diputada de El Salvador), Marcela Bordenave (coordinadora de proyectos de integración social en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina) y Blanca Gómez (responsable para América Latina de CCOO, Estado español).
Durante la jornada de ayer trascendió que la liberación de los últimos retenidos por las FARC se podría realizar en una sola fase y no en dos como estaba previsto en un comienzo, posibilidad en la que confiaban los mediadores.
La misión humanitaria en Colombia contó con la participación, en calidad de observador, del Grupo de Mujeres del Mundo por la Paz, integrada por una decena de personas procedentes de Iberoamérica y Europa.