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Tocando a las puertas del cielo: el inesperado primer viaje de Bilbao Basket en la Euroliga

El CSKA de Moscú ponía fin al «viaje» de Gescrap Bizkaia Bilbao Basket en la Euroliga. Una singladura sufrida, con muchos partidos sin margen de error, pero que han hecho disfrutar a sus aficionados como nunca, dejando fantásticas victorias que el tiempo las hará propias.

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Arnaitz GORRITI

Es el momento de disfrutar todos de lo que hemos conseguido», declaraba Fotis Katsikaris en vísperas del 21 de octubre del año pasado, fecha en la que Gescrap Bizkaia Bilbao Basket realizaba su debut en la Euroliga. Nadie, absolutamente nadie hubiera imaginado que el periplo de estreno de los hombres de negro en la máxima competición continental iba a acabar el 30 de marzo, a las puertas mismas de la Final Four de Estambul, y haciendo sudar tinta a todo un CSKA de Moscú, convertidos, además, en los mejores debutantes de la historia del torneo.

Que jugadores como Andrei Kirilenko o Viktor Khryapa dedicaran una sincera ovación a los 10.014 espectadores entregados por su equipo en Miribilla después del 71-73 del cuarto partido de cuartos, y que todo un Nenad Krstic reconociera que «Bilbao Basket también ha merecido pasar a la Final Four», habla muy a las claras de la huella que ha dejado el conjunto vizcaino en la Euroliga. «Tiene muchísimo mérito lo que ha hecho el equipo. Nuestra obligación era despedirnos con un gran partido. Habíamos hablado de que había que dejarse todo en la cancha, jugar duro, competir y disfrutar por nosotros y por nuestros aficionados. Hemos demostrado al mundo que estamos aquí para luchar y para ganar a quien sea», añadía Fotis Katsikaris tras la eliminación de los hombres de negro a manos del cuadro moscovita. El «viaje» bilbaino tocaba a su fin, pasando del «disfrute» al «orgullo».

Como queda dicho, Gescrap Bizkaia Bilbao Basket debutaba el 21 de octubre del pasado año, un día límpido y de claro sol, el primer día de un futuro aún por construir en Euskal Herria, y el primer día en el que los hombres de negro pusieron su impronta al más alto nivel continental. «Tenemos todos claro que es un día histórico para todos y que lo conseguimos entre todos la temporada pasada. La unión entre jugadores, afición, trabajadores del club y los propios medios fue clave», evocaba un Fotis Katsikaris que vio cómo gracias a un sprint final verdaderamente increíble, sus muchachos lograban lo que, en la campaña 2009/10, se quedaron a la puertas de lograr en aquella Final Four de la Eurocup en Gasteiz.

Y el inicio, contra un Olympiacos venido a menos... en principio. Después de los dispendios en gente como Kleiza, Childress, Teodosic -este acabaría por ser protagonista en la andadura bilbaina, hay que ver cómo de caprichoso es el destino-, Halperin... los dirigidos por Dusan Ivkovic -otra ironía: Duda es el maestro de Katsikaris, reconocido por el técnico bilbaino, desde que coincidieran como primero y segundo en el AEK de Atenas- se arremolinan ahora en torno a Spanoulis, y una cohorte de secundarios como Pero Antic, Papadopoulos, Keselj, Acie Law, Hines, el exbaskonista Dorsey... un grupo del que nadie esperaba gran cosa y que se ha acabado por colar en la Final Four.

Pero que en Miribilla solo pudo ver el triunfo de los hombres de negro por 76-61. «Este debut ha sido el soñado. No podía salir mejor. Creo que en la primera parte hemos notado los nervios por el debut en la Euroliga, pero la segunda ha sido otra cosa. Sabíamos cuáles eran sus puntos débiles y los hemos aprovechado a la perfección», declararía tras el duelo un Marko Banic estelar, autor de 22 puntos y dominador en la pintura junto a D'Or Fischer -16 tantos, 8 rebotes y 24 de valoración-.

«Quiero dar las felicidades al equipo y a la afición; Miribilla cuando se calienta es una fortaleza insuperable», añadía el pollo de Zadar y bilbaino de corazón. ¡Cómo lo sabía!.

Del «triple ignorante» a los derbis

En esta primera campaña en la Euroliga, Gescrap Bizkaia Bilbao Basket ha disputado un total de 20 partidos -diez en la primera fase, seis del Top 16 y cuatro en los cuartos de final- con un balance de 10 victorias y otras tantas derrotas, 75,45 puntos a favor y otros 75,45 tantos encajados de promedio -1.509 puntos anotados y recibidos-, lo que habla de la pelea constante que ha sido la andadura europea de los vizcainos.

Enclavado en el grupo A, Bilbao Basket se las tuvo que ver ante Olympiacos, Fenerbahçe -uno de los candidatos a la Final Four de Estambul-, Caja Laboral Baskonia, Nancy -con Nicolas Batum en sus filas debido al cierre patronal de la NBA- y el Cantú. La idea era quedar entre los cuatro primeros -por delante de Cantú y Nancy, decía la teoría- y pasar al Top 16. El máximo accionista de Bilbao Basket, Gorka Arrinda, era el primer lanzado. «Es un reto difícil pero alcanzable».

Huelga decir que los hombres de Katsikaris descubrieron pronto que ganar lejos de casa en la Euroliga es muy difícil, y lo agotador que es jugar cada tres días, con lesiones de gente como Hervelle o Raül López. Batum lograría 26 puntos, Spanoulis 29, y el Cantú fue un bloque pétreo. El primer triunfo fuera de casa llegaría el 16 de noviembre, en el Iradier Arena, en el primer derbi vasco de la Euroliga: 84-89, con un enorme partido de Vasileiadis y un parcial de 0-11 en los últimos minutos que decantaría el duelo.

Para más inri, aunque el Bilbao Arena aseguraba una interesante cantidad de triunfos, tanto Fenerbahçe como Cantú -con un «triple ignorante» de Basile en el último segundo- ganaban en Miribilla en sendos finales apretados, y la novena jornada de la primera fase parecía la de la eliminación de los bilbainos, ya que, el 15 de diciembre visitaban el Sinan Erden Arena de Estambul. Katsikaris era realista en la previa «Está difícil la clasificación. Tenemos que hacer un partido casi perfecto». O, como diría Aaron Jackson, it's do or die time. La de Estambul sería la primera «final» que solventaría Bilbao Basket: 70-80 con un gran partido de secundarios como D'Or Fischer o Roger Grimau, dejando la clasificación para el Top 16 a expensas del derbi de 22 de diciembre en el Bizkaia Arena.

Un Bilbao Arena que se vistió de gala y que vio un derbi apasionante, en el que Marko Banic, nuevamente extramotivado, fue el martillo pilón que golpeó a un Baskonia atolondrado, con el peor San Emeterio que se recuerda -su -10 de valoración, fruto de la fantástica defensa colectiva de los bilbainos, negándole penetrar con su mano derecha, fue una de las claves del 77-72 final- que tampoco tuvo la suerte de cara, ya que si el Cantú ganaba a Fenerbahçe, los dos equipos vascos estarían en la liguilla de segunda fase. Una técnica al banquillo baskonista supondría una brecha que los de Ivanovic quisieron salvar a través de Teletovic, Milko Bjelica y Prigioni, pero sin éxito.

Después de los últimos play offs de la Liga ACB, una suerte de relevo en la jerarquía del baloncesto vasco se estaba empezando a dar también en la Euroliga, con un Bilbao Basket que adelantaba al vecino gasteiztarra. «El equipo ha demostrado el carácter que tiene y la calidad que tiene. Estoy muy feliz, porque los chicos han realizado un gran trabajo en este partido en casa, ante una maravillosa afición que podrá ver a equipos muy grandes en el Top 16», diría Katsikaris.

Remontadas e ilusiones

El Top 16 no tendría el mismo glamour: Montepaschi Siena, Real Madrid y un Unicaja de capa caída serían los rivales. Los italianos parecían inabordables, y la segunda plaza parecía un cara a cara entre madrileños y bilbainos, con el Unicaja como juez.

Los pronósticos se cumplían, pero con mayor lugar a la emoción. En Madrid, un increíble Sergio Rodríguez guiaba un 89-73. Una semana más tarde, el 8 de febrero, con un average imposible de levantar, Aaron Jackson -MVP de aquella cuarta jornada- reventaba las quinielas guiando el 93-69 sobre los de Pablo Laso. «Vamos a dar lo mejor de nosotros para ganar a Siena y Unicaja», declararía Katsikaris tras el partido.

Dicho y hecho, con Raül López como protagonista. El pivote con la pierna izquierda del de Vic sobre Stonerook, para anotar el 60-59 sobre la bocina en fade away aún resuena entre los que acudieron a Miribilla, así como su gran final para lograr el 55-59 en un trabadísimo partido en Málaga.

Lo que resta, la fiesta contra el CSKA, con 40 valientes que viajaron desde Euskal Herria a Moscú, la alucinante victoria del 28 de marzo, y la lucha hasta el final del 30, son historia. Pero el reparto de licencias deja a los de negro sin Euroliga, salvo que ganen la ACB, o para dentro de dos años, si ganan la Eurocup. Difícil camino, viendo el espectáculo ofrecido este año. «Queremos participar más años en este torneo, no solamente uno», decía Marko Banic el 21 de octubre. Su equipo le ha dado la razón.

 
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