Arturo, F. Rodríguez | Artista
Espectros
Se diría que todas las políticas culturales operan coordinadamente bajo una misma ingeniería de la representación y el simulacro. Parece claro que el debate y la crítica cultural se ahogaron hace ya tiempo y que en su lugar espectros de todo tipo vagan por nuestro territorio.
¿Dónde está y de qué ha servido toda la producción generada por Tabakalera en sus diferentes procesos de incubación: dossiers, escritos, prensa, planes...? Tabakalera podría llegar a ser con el tiempo todo un parque temático de su mismo proyecto, un recorrido por su «no historia». De ser así obtendríamos al menos algo de vuelta, revertiría en lo público la crónica de esa confusión (que no complejidad) cultural que llegó a adquirir la misma forma que el laberinto burocrático que lo acechaba y que sigue funcionando de modo fantasmal en la agenda política.
El caso de Krea, en Araba, es igualmente un monumento espectral, una pirámide construida en base a veleidades de gran tamaño y promocionada desde una burbuja de gases letárgicos. Algo nos hace pensar que su sede, ahora deshabitada, pronto servirá a nuevas generaciones de zombis entregados ciegamente al emprendizaje.
Si todavía alguien se acuerda del caso «Guggenheim 2», ha de saber que un proyecto sorpresa sobrevuela Urdaibai para hacernos olvidar aquellos malos ratos y volver la mirada sobre la naturaleza. Pero no sobre aquellos paisajes en donde suena el molesto zumbido del fracking. Desde Lakua y a través de Eremuak se quiere potenciar «el contexto local y su inserción en contextos globales», pero nadie dijo nada de la fulminante cancelación del proyecto Amarika, en Gasteiz, un contexto al que se quiere convertir en un nuevo espectro.