Aplausos interesados desde fuera de casa
La Ejecutiva de Hegoalde de Aralar mantuvo ayer una reunión extraordinaria, de urgencia, para valorar la actuación de Aintzane Ezenarro, Mikel Basabe y Oxel Erostarbe, parlamentarios que votaron en contra de la posición fijada por su partido respecto a la ponencia parlamentaria sobre «convivencia y paz» y que, aduciendo razones personales, rehusaron acudir a la reunión a la que habían sido convocados horas antes. Una actitud que, a juicio de esta formación, sitúa a los tres electos fuera del partido, por «autoexclusión».
La postura que en este tema mantienen tanto Aralar como los tres parlamentarios críticos con su línea política es de sobra conocida, pues ambas partes han tenido ocasión de explicarla desde que surgió la polémica. Por tanto, hay elementos suficientes para que todo aquel que quiera pueda formarse una opinión sobre un asunto que, en cualquier caso, forma parte de la vida interna de ese partido y como tal debe ser observado por el resto. En este sentido, resulta llamativo que portavoces de diversas formaciones hayan aplaudido públicamente la postura de Ezenarro, Basabe y Erostarbe, alabando una actitud que hubiera sido igualmente sancionada si la hubieran protagonizado ellos mismos u otros compañeros de sus respectivos partidos. Porque, en un sistema como el que rige la política vasca, en el que la disciplina de voto es norma básica, ¿quién puede sostener que en su formación la respuesta hubiera sido diferente? Esos aplausos no buscan saludar la supuesta coherencia de los tres electos, como meter una cuña en el partido por el que fueron elegidos.
Los parlamentarios que han decidido apartarse del camino emprendido por su formación han originado tanta satisfacción en sus rivales como malestar entre sus compañeros. Incluso, algunos de quienes les felicitan, como Antonio Basagoiti, no dudan en atacar a otros representantes de Aralar. Un hecho que merece al menos una reflexión por parte de quienes hace tres años fueron depositarios de la confianza de su partido.