Los yihadistas aprovechan la rebelión tuareg para avanzar sus peones
Los independetistas tuareg han conseguido tomar rápidamente el control de casi todo Azawad, al norte de Mali, pero con ellos han avanzado grupos islamistas cuyo propósito no es la independencia sino la aplicación de la sharia en todo el país.
Pablo RUIZ DE ARETXABALETA
La rebelión tuareg que ha avanzado en Mali hasta expulsar a las fuerzas de Bamako de todo el territorio de Azawad, ha puesto sobre la mesa la cuestión del reconocimiento de este pueblo nómada, -habitantes del Sahara de origen bereber, repartido en los estados de Mali, Níger, Argelia, Libia y Burkina Faso- a la vez que el peso de los movimientos islamistas en la revuelta. En un territorio golpeado por sucesivas sequías, hambrunas y feudo de diversos grupos armados, entre ellos los vinculados a AQMI, Al-Qaeda del Magreb Islámico.
La guerrilla del MNLA inició su ofensiva el pasado enero tras constatar la falta de aplicación de los acuerdos de paz que pusieron fin a las revueltas anteriores, en la década de los 90 y con rebrotes en 2006 y 2009. Los acuerdos, que preveían una descentralización de las regiones tuareg al norte de Mali y al oeste de Níger, supusieron además la integración de muchos de sus combatientes en el Ejército y en la Admnistración.
Pero el combustible del descontento por el abandono de la región se incendió con la chispa del conflicto libio. Combatientes tuareg participaron en la guerra libia, cuyo fin supuso además que numerosas armas empezaran a circular por las rutas del desierto.
Según analistas franceses como Eric Dencé, director del Centro Francés de Investigación sobre Información, los países occidentales, y el Estado francés en particular, abrieron la caja de Pandora al intervenir en Libia. Explica que el ministro maliense de Asuntos Exteriores, Sumeylou Bubeye Maiga, visitaba a menudo París para preguntar a las autoridades cómo iban proteger a los países de la zona, en la que se desplegaban combatientes y armas.
Mohamed Mokeddem, autor de «Francia y el islamismo armado», cree que se ha creado una zona incontrolable en el Sahel y que antiguos milicanos de Muamar Gadafi han formado «una fuerza a la que nadie en la región tiene capacidad de oponerse». Afirma que buena parte de la población tuareg, tras años de marginación, ha asumido la causa islamista de AQMI.
Pero el MNLA acusa a los medios francesees de repetir las acusaciones de Bamako para crear una amalgama que demonice la rebelión. Afirma que muchos tuareg lucharon en Libia pero tanto con Gadafi como con la rebelión que lo derrocó. Fuertemente armados, empezaron a capturar campamentos militares y pequeñas aldeas en las zonas fronterizas con Argelia. La ofensiva fue cada vez de mayor envergadura hasta que el golpe de Estado que derrocó al presidente, Amani Toumani Touré -acusado precisamente de incapacidad de hacer frente a la rebelión-, aceleró el avance rebelde, que en tres días, casi sin oposición y con unas tropas en desbandada, tomó el control de las principales ciudades de la zona: Gao, Kidal y, finalmente, la mítica Tombuctú.
Ansar Dine, AQMI y MUJAO
El MNLA ha negado en todo momento cualquier vínculo con AQMI. Es más, entre los motivos de la rebelión siempre ha mencionado la acusación de que ha sido el Gobierno de Bamako el que ha permitido que los grupos de Al-Qaeda se desrrollen en la zona. Pero el control de estas ciudades ha puesto en evidencia que entre los grupos rebeldes también existen fuerzas islamistas. A las pocas horas de tomar Tombuctú, el MNLA fue expulsado por las milicias de Ansar Dine (Defensores de la fe), un grupo tuareg cuyas demandas no son la independencia de Azawad, sino la aplicación de la sharia -ley islámica- en todo Mali.
El jefe del Estado Mayor del MNLA, Mohamed Ag Najim, afirma que «nuestra región no tiene un problema religioso. El islam está en nuestras raíces, pero nuestro combate es para liberar la tierra y no para islamizar. La cuestión relativa a las intenciones de Ansar Dine debe dirigirse a Ayad Ag Ghaly, su líder. Por el momento, nuestra única preocupación es la rápida liberación de nuestro territorio de sus ocupantes, ya sean del Ejército maliense o falanges de Al-Qaeda. Insisto, nuestra principal preocupación es liberar nuestro territorio y no a la islamización». Pero no es esa la opinión de Ayad Ag Ghaly, que fue el principal jefe de la rebelión tuareg de los años 90, y ahora, convertido en salafista, ha izado la bandera de la yihad sobre Tombuctú. Según France Presse, con él llegaron tres líderes argelinos de Al-Qaeda, Abou Zeid, Mokhtar Belmokhtar («el tuerto») y Yahya Abou Al-Hammam, y se reunieron con los imanes de la ciudad, a quienes confirmaron que su objetivo no es la independencia sino la aplicación de la ley islámica.
Según Pierre Boiley, especialista de la Universidad de París, Iyad Ag Ghali, aunque distanciado del MNLA por la cuestión religiosa, podría encontrar intereses comunes con AQMI, aunque fuera en una breve alianza. Aun así, sostiene que esta facción yihadista sigue siendo minoritaria y no excluye que el MNLA se acabe enfrentando a AQMI.
Los rebeldes tuareg insisten en presentarse ante la comunidad internacional como una oportunidad para estabilizar la zona frente a Al-Qaeda y al tráfico de drogas. «Aseguramos a los estados vecinos, las poblaciones de la región y la comunidad internacional que la liberación de Azawad contribuirá a reforzar la seguridad, el desarrollo y la paz par auna mejor integración de los pueblos, las culturas y una mayor estabilidad de la zona saharo-saheliana», indicó el presidente de la oficina política del MNLA, Mahmud Ag Ghali.
A esta mezcla de movimientos se añade una escisión de AQMI, el Movimento para la Unidad de la Yihad en África del Oeste (MUJAO), compuesto esencialmente por mauritanos y tuareg. Este movimiento promueve la yihad y reivindicó el secuestro de tres europeos en los campos de refugiados saharauis de Tinduf, en Argelia. Según Boilley, «podría tener contactos con los grupos de AQMI que actúan en Azawad según las agendas y ciurcunstancias locales».