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Ridículo rojillo

De la manita al puñetazo

Osasuna ofreció su peor imagen de la temporada, lo que le costó sufrir una contundente goleada. Totalmente desconcertados, los rojillos se limitaron a ver cómo iban cayendo los goles en su portería. La derrota puede apear al equipo de las posiciones europeas.

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RAYO 6

OSASUNA 0

 

Amaia U. LASAGABASTER

No serán pocas las personas, de entre quienes disfrutan la Semana Santa lejos de casa, que se despidieron de su maleta en la ventanilla de facturación y no han vuelto a tener noticias de ella. Osasuna podría añadir su nombre a esa lista.

Porque no cabe duda de que los rojillos salieron de casa con equipaje. Varias maletas repletas de ansias por reencontrarse con el triunfo para desquitarse del encuentro frente al líder, en el que se habían depositado muchas expectativas y que acabó con goleada en contra, ganas de prolongar la buena dinámica lejos del Sadar o, sobre todo, deseos de apuntalar el sueño europeo, en una jornada que podía resultar especialmente propicia, teniendo en cuenta que hoy se enfrentan Levante y Atlético de Madrid. Pero nada de ese equipaje se supo en Vallecas.

Aunque el problema de Osasuna fue aún mayor, porque el propio equipo también se debió perder por el camino. Por mucho que el acta arbitral recogiera lo contrario, no hubo equipo visitante en el estadio madrileño. Y si lo hubo fue, con sus maletas perdidas en alguna cinta transportadora, vestido de prestado, con las ropas de un equipo pequeñito, minúsculo, absolutamente alejado del equipo aguerrido y poco impresionable que se ha ganado el derecho a soñar. A la escuadra que saltó al césped vallecano no se le vieron ni las ganas, ni la rabia, ni las aspiraciones y sí mucha incapacidad y bastante desconcierto.

La consecuencia es evidente. A la herida de los cinco goles, Osasuna le echó la sal de otros seis. Una semana después de recibir la manita, comprensible e incluso asumible, del Real Madrid, Osasuna se llevó un puñetazo infinitamente más doloroso. Por inesperado y, sobre todo, porque el Rayo no necesitó parecerse a sus vecinos galácticos para tratar a la escuadra rojilla como un monigote. Es que fue el propio Osasuna el que le concedió todas las facilidades del mundo. No tuvo presencia primero, capacidad de reacción después -ni siquiera con el triple cambio que introdujo José Luis Mendilibar en el descanso- y ni siquiera la rabia suficiente para frenar una sangría que incluso pudo haberse ampliado en la recta final y que solo se vio frenada por el acierto de Andrés y la impericia de Pacheco.

Un desastre, en definitiva, del que no se salva nada ni nadie. Ni el equipo a nivel colectivo, ni el técnico con sus decisiones, ni los jugadores con su rendimiento. Entre todos justificaron la tercera derrota más abultada de la temporada, solo superada por los siete goles que recibieron en el Bernabéu y los ocho que les cayeron en el Camp Nou. Los jugadores rayistas, encabezados por Michu y Diego Costa, se encontraron con una oportunidad inmejorable para ejercer de estrellas. Y encarrilar, de paso, la permanencia a ritmo de goles, además de fortalecer su piña en una semana marcada por el circo de tres pistas en el que se ha convertido el Rayo a nivel institucional, con demandas de los administradores concursales a entrenador y capitán, o las declaraciones de José Ramón Sandoval, refiriéndose al club como «polvorín» o «circo».

Aunque la semana en Iruñea, a otro nivel, también había sido rarita. Mendilibar, al menos, ya había advertido de sus malas sensaciones tras haber «entrenado de pena. Y el que entrena bien, juega bien», avisaba.

Un inicio revelador

Lamentablemente, y pese a que no son pocos los equipos que han sabido jugar en Vallecas, donde el Rayo acumula más disgustos que alegrías, el partido le dio la razón de inmediato. Osasuna recibía el primer aviso a los tres minutos -un avance de lo que estaba por venir, con Diego Costa entrando como le daba la gana por la izquierda- y el primer gol a los cinco. Era en una falta despejada por Andrés de puños a la frontal, que Movilla voleaba a las redes.

Quedaba todo un mundo por delante, pero fue el principio del fin. Casi de inmediato, los palos evitaban, en la misma jugada, el gol de Piti y el autogol de Roversio y sin dar opción al alivio, el propio Piti se resarcía con un buen centro por la derecha para que Michu evidenciara, como lo haría en bastantes ocasiones, a la defensa rojilla, cabeceando el 2-0 sin oposición.

Dos sopapos a los que Osasuna apenas fue capaz de responder con un disparo desviadísimo de Annunziata -la gran sorpresa en la alineación osasunista y una de las tres novedades, junto a Lekic y Raitala- y un remate tan forzado como falto de peligro de Nino. Pero lo peor es que tampoco fue capaz de evitar que tuvieran continuidad. El equipo madrileño siguió robando balones, moviéndolos, entrando a su antojo por las bandas, pasando por el área como Pedro por su casa... y marcando. Antes de la media hora aumentaba la distancia. Diego Costa superaba a los defensas rojillos como a cadetes para entrar en el área y centrar al punto de penalti para que Michu, con idéntica comodidad, anotara de disparo cruzado. Con los rojos noqueados e instantes después de que Andrés evitara el cuarto, llegaba el turno de Diego Costa, que esta vez prefería culminar su jugada con un golazo.

Lo que no había conseguido José Luis Mendilibar desgañitándose desde la grada lo intentó con una triple sustitución en el descanso. Y puede que los más optimistas se animaran con el arranque del segundo tiempo -una falta bien ejecutada por Timor que Joel envió a córner junto al larguero, un disparo desde la frontal de Lekic y, algo después, un remate de Raúl García, quién si no, repelido por la madera-, pero ayer no era el día. Probablemente, ni el cambio del equipo al completo habría evitado la debacle.

Que tampoco tardó demasiado en ir a más. Una triangulación entre Armenteros, Diego Costa y Michu permitió al centrocampista anotar el 5-0. Pasado el espejismo de los primeros minutos, Osasuna volvía a ejercer de simple sparring ante un rival que incluso se permitió fallar ocasiones claras, pero que aún así redondeó el set. De nuevo con Movilla y el inevitable Diego Costa, que permitieron a Tito sumarse al festival.

Punto final de una tarde para el olvido a la que Osasuna tiene la fortuna, y sobre todo la obligación, de poder dar respuesta de inmediato con el encuentro del martes frente al Espanyol.

 

«Tenemos que tener sensación de vergüenza», asegura Mendilibar

José Luis Mendilibar no acostumbra a poner paños calientes y, aunque lo hiciera, ayer le habría resultado imposible. «Falta de actitud», «vergüenza» o «hacer el canelo» fueron algunas de las expresiones que incluyó en su discurso.

«No hay ninguna explicación a esta derrota -aseguró-. Cuando un equipo sale sin necesidad, sin ganas, sin actitud, pues pasa esto. Que se pierda en Vallecas puede ser, pero que hagas el canelo no estando en ninguna zona del campo, no».

Ya se temía algo el entrenador vizcaino, aunque probablemente nada parecido a lo que acabó sucediendo, cuando advirtió antes de viajar de lo que mal que había entrenado su equipo los días precedentes. «No hicimos las cosas bien durante la semana y se ha notado. A veces parece que falta actitud y otras que falta conocimiento. Eso significa que el rival te va ganando poco a poco en todo y al final ha sido un recital del Rayo contra un equipo sin actitud como el nuestro, que no ha venido aquí», señaló

Una experiencia, en definitiva, irrepetible, en el más estricto sentido del término. «No podemos repetir esta actitud porque representamos a un equipo, una región y una ciudad. No hemos estado en general nadie, hemos demostrado que si no tenemos ese punto de competitividad somos de Segunda B. Nos tenemos que poner las pilas y esperemos que sepamos revertir la situación».

Y aunque no sabe si lo que toca es «pedir perdón», Mendilibar sí tiene claro que «no podemos dar esta imagen. Lo siento por los aficionados y por nosotros, que no podemos ir por los campos así. Tenemos que tener sensación de vergüenza y si la tuviéramos no pasarían estas cosas».

José Ramón Sandoval, por su parte, se felicitó porque el Rayo se «ha dejado el alma» y porque «se la ha robado» a su rival. «Dije que íbamos a romper muchas estadísticas y eso es posible gracias a la ambición de los jugadores», añadió.

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El equipo vuelve al trabajo de inmediato

Dicen que lo mejor para cerrar una herida como la de ayer es volver a jugar de inmediato. Osasuna puede darse por afortunado porque el martes recibe al Espanyol, un encuentro que empieza a preparar esta misma mañana (10.30) en Tajonar.

Dos equipos pugnan por la sexta plaza

La derrota puede descabalgar a Osasuna de la sexta plaza. Atlético de Madrid y Sevilla pueden conseguirlo esta tarde, aunque su victoria no sería totalmente negativa, ya que significaría la derrota de Levante -con dos puntos más que los rojillos- y Athletic -cinco menos-.

Malos resultados ante los rivales madrileños

A Osasuna no se le dan bien los equipos madrileños. Ocho enfrentamientos ha protagonizado esta temporada y no ha logrado una sola victoria. Ha caído goleado en sus dos choques con el Real Madrid (1-5 y 7-1) y ha sumado un punto frente al Atlético (0-1 y 0-0), otro frente al Rayo (0-0 y 6-0) y dos ante el Getafe (2-2 y 0-0).

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