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ANÁLISIS | Politica anticrisis en la Unión Europea

Sobre las políticas de austeridad en Europa (y II)

Analiza las medidas anticrisis que se han puesto encima de la mesa en la Unión Europea y destapa las contradicciones de las políticas monetarias expansivas del Banco Central Europeo, contrarias a la austeridad de los presupuestos públicos. Estamos esforzándonos en estrictas políticas de austeridad en los presupuestos públicos de nuestros gobiernos, pero estos esfuerzos se contraponen con políticas monetarias expansivas.

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Es cierto que el tejido industrial más dinámico de los países centrales europeos ha venido siendo especialmente crítico con las políticas expansivas del BCE y que esta doble política bien puede explicarse como el resultado de la confrontación de dos estrategias radicalmente contrarias en el seno de las instituciones europeas.

Pero lo cierto es que «el ahorro» que se está produciendo en la política presupuestaria, a través fundamentalmente de recortes crecientes en el gasto social de distintos países europeos, se está de alguna forma dilapidando a través de la política monetaria. Las políticas monetarias expansivas del Banco Central Europeo están, sin duda, dando aliento al sector bancario, y tienen efectos drásticos desde el punto de vista de la redistribución de renta entre los distintos países y colectivos sociales en Europa.

Por un lado, las políticas que están manteniendo artificialmente bajos los tipos de interés provocan un masivo traslado de recursos desde el BCE y desde el conjunto de los ahorradores europeos hacia el sector bancario, además de -por supuesto- facilitar el crédito empresarial.

Por otro lado, las políticas de financiación bancaria del sistema monetario europeo constituyen un trasvase ingente de recursos desde el conjunto de la sociedad europea hacia el sector bancario.

¿Cuál es la dimensión relativa de cada una de estas dos contradictorias políticas? Lógicamente, una cuantificación global es compleja, dada la distinta naturaleza de las operaciones.

Supongamos que cuantificamos el esfuerzo presupuestario en curso por los países de la Eurozona en base a la diferencia entre el 6% sobre PIB del déficit fiscal alcanzado en el 2010 y el 3% adoptado como referencia normativa en la Eurozona. Según los datos de Eurostat, el PIB de la eurozona al 31.12.2010 ascendía a 9,16 billones de euros. Esto supone que una reducción global del conjunto del déficit en un 3% sobre PIB puede suponer -orientativamente- un esfuerzo conjunto cuantificable en 0,27 billones por año.

Frente a este dato, los activos del Eurosistema se han incrementado durante los tres últimos años en aproximadamente 1 billón de euros, fundamentalmente a través de la concesión de préstamos al sector bancario a tipos de interés bonificados.

Se dirá que, efectivamente, no son magnitudes directamente comparables, pero sí entendemos que nos dan una referencia de la importancia relativa de las políticas presupuestarias y monetarias de la eurozona. Sin olvidar, por supuesto, la trascendencia efectiva de los trasvases de recursos generados a través del mantenimiento en niveles mínimos de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo. La política monetaria del BCE y del Eurosistema ha sido y está siendo progresivamente expansiva. Aunque también es cierto que no en el nivel alcanzado por la Reserva Federal de Estados Unidos.

No es objetivo básico de este documento incidir en la valoración global del efecto que estas políticas están teniendo o pueden tener sobre la economía y la sociedad europeas.

En el caso de la política monetaria del Eurosistema, es evidente que la expansión de su balance ha incidido en buena parte más en ayudas masivas al sector financiero que en una verdadera política de reactivación económica. Pero no es éste el objeto de este análisis. Pretendemos básicamente dejar constancia de en qué medida es o no cierto que los esfuerzos de nuestras instituciones públicas están suponiendo realmente, en su conjunto, un esfuerzo de austeridad.

En nuestra opinión, en base a las razones expuestas, creemos que esta afirmación no responde a un análisis serio y de conjunto de la realidad europea. Deberíamos más correctamente decir que estamos esforzándonos en estrictas políticas de austeridad en los presupuestos públicos de nuestros gobiernos, pero que estos esfuerzos se contraponen con políticas monetarias expansivas, en las que recursos masivos del conjunto de la sociedad europea se están destinando a reanimar el sector financiero.

Esta contradicción entre políticas presupuestarias y las monetarias demuestra que la justificación de las políticas de austeridad no debería asentarse con tanta facilidad en conceptos éticos como «rigor», «seriedad», «responsabilidad», «respeto de las reglas del mercado», etc. Los dirigentes europeos, al apelar a estos conceptos con tanta facilidad para exigir esfuerzos presupuestarios a sus ciudadanos deberían antes explicar cómo es posible que, al mismo tiempo, de forma sistemática se olviden el rigor, la seriedad, la responsabilidad y las reglas del mercado a la hora de, en el momento álgido de la crisis económica, destinar ingentes recursos a subvencionar al sector financiero.

En este sentido, es imprescindible recordar una vez más que las políticas monetarias no tienen un carácter neutro desde la perspectiva de la Economía Política. Aunque este hecho tienda a ser ocultado u obviado por los economistas oficiales, los recursos trasladados desde los bancos centrales a las entidades bancarias son en todo caso una subvención directa y permanente de estas entidades. Y esto tiene -o debería tener- consecuencias muy claras en la teoría económica.

Defender el libre mercado y la libre competencia hasta sus últimas consecuencias y, al mismo tiempo, obviar el comportamiento sistemáticamente inter- vencionista de nuestras entidades públicas a favor del sector financiero no sólo no es teóricamente consecuente sino que tiene unas consecuencias evidentes para la credibilidad del conjunto de las políticas anti-crisis desarrolladas por los gobiernos de la Unión Europea.

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