En contraste con el respaldo a la revuelta siria, Estados Unidos ha expresado su «profunda preocupación» por la situación en Bahrein y ha condenado la violencia ejercida por los manifestantes. La Casa Blanca condenó «la violencia directa contra la Policía y las instituciones gubernamentales, incluidos los últimos incidentes que han provocado graves heridas a policías», así como «el uso excesivo de la fuerza y el uso indiscriminado de gas lacrimógeno contra los manifestantes, que ha causado heridos civiles». Además pidió al Gobierno y a los partidos opositores que «aborden un diálogo que conduzca a reformas significativas».