Siguen soplando malos vientos para el Ibex. Ayer cayó un 3,58%, hasta los 7.250,60 puntos, su nuevo mínimo anual. En las últimas cuatro sesiones resta un 5,35%, por lo que aumenta su bajada anual hasta el 15,36%. En el resto de Europa, los cierres, aunque en negativo, se alejaron bastante de este derrumbe. Fráncfort descontó un 2,36%, París, un 2,47%, y Londres, un 1,03%. Pese a estos retrocesos, los tres índices registran todavía balances anuales positivos. Así, el Dax sube un 11,62%, el CAC, un 0,93%, y el FTSE 100, un 1,43%. El hundimiento del Ibex, tras dos días de lucha por mantener los 7.500 puntos, se fraguó en lo de siempre: el miedo a un desesperado rescate. En esta línea apuntaron ayer la elevación de la prima de riesgo, de nuevo sobre los 420 puntos; las informaciones que destacan la imposibilidad de recuperar el crecimiento; la debilidad del sistema financiero, principal demandante de la liquidez ofrecida por el BCE; y la creciente desconfianza hacia su economía. Estos argumentos, aunque conocidos, van ganando peso en las últimas semanas. En este contexto, todos los valores del Ibex acabaron a la baja. Las caídas más abultadas fueron para Abengoa (-6,01%), Bankinter (-5,89%) y Sacyr (-4,85%). Hasta 16 firmas retrocedieron más de un 3%. Los grandes valores también cayeron a plomo. BBVA cedió un 3,13%, Santander, un 2,99%, y Telefónica, un 2,97%. Repsol, pendiente del conflicto por el control de YPF, se dejó un discreto 2,73%. En París, Société Générale (-5,79%) y BNP Paribas (-5,22%) lideraron las pérdidas. Sólo L'Oréal (+1,15%) evitó los números rojos.