Golpe de Estado en Guinea Bissau a dos semanas de las elecciones presidenciales
El Ejército de Guinea Bissau mantenía detenidos ayer al presidente interino, Raimundo Pereira, y al primer ministro y favorito en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, Carlos Gomes Junior, y controlaba la capital, al día siguiente de una asonada militar que los golpistas negaron.
GARA |
La incertidumbre se apoderó ayer de Guinea Bissau aunque la calma parecía haber llegado a las calles de la capital, donde el aeropuerto permanecía cerrado aunque no hubiera habido un anuncio oficial, tras el nuevo golpe de Estado dado por su Ejército y los arrestos de su presidente interino, Raimundo Pereira, y su primer ministro, el millonario Carlos Gomes Junior. La asonada militar tuvo lugar el jueves, a dos semanas de la celebración -aplazada una semana- de la segunda vuelta de los comicios presidenciales, previstos para el 29 de abril, y en los que Gomes Junior era favorito.
Los golpistas dijeron no tener «ambición de poder» y dieron a los partidos políticos, a los que convocaron ayer mismo a una reunión para intentar buscar una salida a la crisis, un plazo de tres días para formar un gobierno de unidad nacional, sin Pereira ni Gomes Junior, según declaró el portavoz del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, el teniente coronel Daba Na Walna, al término del encuentro. El portavoz militar añadió que se convocarán nuevas elecciones presidenciales y legislativas para designar a un presidente democráticamente electo y un Gobierno, pero evitó proporcionar datos sobre la agenda electoral.
Mientras los dos dirigentes del país siguen bajo arresto en distintas instalaciones militares, los militares, que mantenían cercadas sedes oficiales y residencias privadas de líderes políticos, negaron que lo ocurrido hubiera sido un golpe de Estado a pesar de que presentaba todas sus características.
«Acuerdo secreto» con Angola
Los golpistas aseguraron que actuaron contra un supuesto «acuerdo secreto» entre Guinea Bissau y Angola -que tiene 200 soldados desplegados allí para ayudar en la reforma del Ejército guineano- que amenaza la soberanía nacional.
Lo cierto es que en este inestable país, los rumores de una asonada militar eran cada vez más insistentes en los últimos días, a medida que se acercaba la cita electoral, pospuesta una semana el mismo jueves debido a la proclamación tardía de los resultados de la primera ronda. En aquella, que tuvo lugar el 18 de marzo, Gomes logró el 48,97% de los votos, mientras que quien iba a ser su adversario, el expresidente derrocado en 2003 Kumba Yala, consiguiço el 23,26%.
Yala, al igual que otros cuatro candidatos de la primera vuelta, rechazó aquellos resultados y denunció «fraudes masivos», por lo que aseguró que no participaría en la segunda ronda y amenazó a quien realizara actos electorales.
La acción de los militares fue condenada internacionalmente por el Consejo de Seguridad de la ONU, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), la Unión Africana, la exmetrópoli Portugal y EEUU, entre otros.