GARGA MORTAL EN BILBO
La Ertzaintza lleva años sin atender los avisos del Ararteko
El Departamento de Interior de Lakua no solo despreció la solicitud europea para dejar de lanzar las pelotas que han costado la vida a Iñigo Cabacas; también lleva muchos años sin hacer caso a las advertencias de Markiegi primero y Lamarca después sobre el uso indebido de la fuerza
Iñaki IRIONDO | GASTEIZ
Las denuncias contra la Ertzaintza por el uso desproporcionado de la fuerza en la disolución de manifestaciones se han sucedido en su historia y en diversas ocasiones han estado acompañadas de actuaciones del Ararteko, que en casos notorios ha comprobado no solo que las recomendaciones que realiza no son atendidas debidamente por el Departamento de Interior, sino que además la Consejería se muestra reticente a ofrecer los datos que se le solicitan.
En 1998 el entonces Ararteko, Xabier Markiegi, realizó unas recomendaciones en torno al uso de la fuerza en la calle que la institución considera que es aplicable también a los casos de disolución de manifestaciones o análogos. Entre esas recomendaciones se encuentra la que advierte de que la utilización de la fuerza «debe ser concebida realmente como último recurso» y que «han de respetarse estrictamente los principios legales de adecuación y proporcionalidad, basando la decisión en un juicio razonable».
El Ararteko especifica que, tanto durante la intervención como en las evaluaciones posteriores, debe existir por parte del Departamento un control estricto de quién y por qué se decide utilizar la fuerza y cuánta es la fuerza que se emplea, de forma que pueda investigarse debidamente cada una de las actuaciones.
Sostiene el Ararteko que los agentes «han de motivar las intervenciones, ofreciendo a las personas afectadas la máxima información posible sobre las razones y los fines de su actuación».
3 de marzo de 2006
Dirigida ya por Iñigo Lamarca, la Oficina del Ararteko analizó a la vista de estas recomendaciones la carga de la Ertzaintza para disolver la manifestación del 3 de marzo de 2006 en Gasteiz, encontrándose con que, después de tres requerimientos, el Departamento siguió sin ofrecerle los datos que se le pedían.
A la luz de la información que consiguió reunir, el Ararteko concluyó que la Consejería que entonces controlaba Javier Balza «no ha disipado las dudas que los reclamantes han proyectado en sus quejas sobre la intervención policial que las motivó»
A esto añadió que «no se han cumplido en este caso las recomendaciones que esta institución ha formulado para posibilitar el control del uso de la fuerza, lo que, en nuestra opinión, ha afectado de forma negativa a las posibilidades reales de esclarecer lo sucedido».
14 de setiembre de 2002
En su informe al Parlamento autonómico de 2002, el Ararteko también mostró su preocupación por las circunstancias en las que se había producido la disolución de la manifestación del 14 de setiembre de ese año en Bilbo y por «el respeto a los principios de proporcionalidad y racionalidad en el uso de la fuerza por parte de los agentes policiales». También en aquella ocasión hizo constar que la información que le proporcionó el Departamento de Interior «no es suficiente».
Al hilo de esta actuación, en 2006 el Ararteko defendió el derecho de un hombre que aquel día perdió un ojo por un pelotazo a ser debidamente indemnizado por el Departamento de Interior. Según la institución, «tampoco había quedado acreditado en el expediente que la intervención de la Ertzaintza hubiera sido proporcionada».
Y para valorar el derecho al cobro, añadía que ni había habido aviso previo de disolución de la manifestación ni constancia de que el herido «hubiera tenido ocasión de abandonar el lugar donde se encontraba al producirse la intervención policial, o que hubiera dispuesto de tiempo suficiente para hacerlo, ni que, una vez conocido el cariz que estaban tomando los acontecimientos, hubiera permanecido en ese lugar injustificadamente más de lo razonable».
Rodolfo Ares ha insistido durante estos últimos días en que sus sistemas de actuación son los mismos que los de sus predecesores.
El Ararteko también recomendó en 1998 medidas que facilitaran la identificación de los ertzainas. Carlos Urquijo, entonces parlamentario y hoy delegado del Gobierno español, insistió en que los agentes llevaran visible su número de identificación.
Ante las acusaciones de «carroñerismo político» lanzadas desde el PSE y el PP contra quienes exigen la dimisión de Rodolfo Ares como consejero de Interior, Aralar recordó ayer que el PSPV sí pidió la dimisión de la responsable de la Policía española en València tras las «cargas indiscriminadas y desproporcionadas» -así las calificó ese partido- contra grupos de estudiantes en febrero. «¿Es carroñerismo político cuando el PSOE pide la dimisión de la delegada del Gobierno de València cuando se carga contra jóvenes?», preguntó el parlamentario Dani Maeztu durante una tertulia en Radio Euskadi. «Eso no es utilización, sino hacer nuestra labor», puntualizó. GARA
Se ha informado de que el Departamento de Interior ha puesto un sicólogo a disposición de los agentes que intervinieron en la actuación que acabó con la vida de Iñigo Cabacas. En realidad, la Ertzaintza cuenta con un presupuesto anual de 185.000 euros tanto para labores de prevención en materia de salud mental de sus integrantes como para resolver sus «patologías psiquiátricas».
Según consta en los presupuestos generales de la CAV de 2012, este año el Departamento de Interior dedicará 160.000 euros -los mismos que en el ejercicio anterior y por encima de los 108.000 inicialmente previstos- a servicios prestados a la Ertzaintza por centros siquiátricos. Se trata de servicios externos contratados para resolver las «patologías psiquiátricas y desajustes psicológicos» que sufren los agentes, en coordinación con el Área de Salud Mental del Servicio de Prevención del Departamento de Interior.
El presupuesto tiene también consignada una partida de otros 25.000 euros para un programa de prevención sicoeducativa, cursillos de contenido teórico y práctico que pretenden que los agentes puedan contar con capacidades que les permitan prevenir y evitar la aparición de «síntomas psíquicos» que, según el Departamento de Interior, se generan con «una elevada frecuencia», debido a «las situaciones de riesgo a las que se somete la Ertzaintza en su trabajo diario. Además, indica que el trabajo en turnos provoca alteraciones del sueño que inciden negativamente en este terreno. I.I.