Un sondeo de Le Figaro pregunta: «¿confía usted en las encuestas?«. Y la gran mayoría responde que no. Desconfiemos por tanto de esta encuesta. Para fiarse no hay como las estadísticas. Como la que asegura que el primero de abril -día de inocentadas en la Patria de los Derechos Humanos- se batió el record de personas encarceladas, unas 67.000 que se aprietan en 57.000 plazas. Estaría bien un sondeo intramuros sobre las condiciones de vida de los presos, pero para qué, si al parecer la gente desconfía de las encuestas.

No lo hace el Financial Times, que desde el pasado lunes se ha embarcado en una guerra particular contra Nicolas Sarkozy, recordando maliciosamente que ningún sondeo concede la victoria al presidente saliente. Y llueve sobre mojado, porque hace exactamente un mes, The Wall Street Journal publicaba un editorial con el impactante título «Nicolas Le Pen». Si el Capital confía más en Hollande que en Sarkozy, ¿habrá que desconfiar del candidato socialista?

Sí. Lo dice François Bayrou mientras cae estrepitosamente en las intenciones de voto: «Hollande no cumplirá sus promesas». Y lo asegura él, hombre íntegro, que tras denostar durante años a Sarkozy y su política, se deja ahora sondear a cambio de un sillón de primer ministro.

En fin, que llega la encuesta más importante en Francia desde hace años. Y en estas presidenciales y tal como apunta el periódico de negocios británico, Sarkozy parece tenerlo cuesta arriba. Y eso, por mucho que su discurso lleve el apellido de Le Pen. Lo mismo es eso lo que le cuesta la plaza. A esos miles que se aprietan en una, seguro que no les importaría compartir con él la suya. En confianza.