La Real consiguió un punto de un gran valor en el tercer campo más complicado de Primera y el mérito fue mayor por obtenerlo en los 50 minutos que tuvo que jugar en inferioridad numérica por la expulsión de Mikel González antes del descanso.

El conjunto de Montanier se sobrepuso a las adversidades y demostró que a base de experimentarlo, la de ayer es la séptima expulsión que sufre la Real con muchos minutos por delante, ha aprendido a jugar con diez. Lo más difícil es hacerlo con el marcador en contra y tuvo la suerte de empatar en el inicio del segundo tiempo con un gol de Xabi Prieto. A partir de ahí, supo defender como debe hacerlo un equipo en inferioridad, con un 4-4-1 con las dos líneas muy juntas y un Claudio Bravo que estuvo sensacional.

El gran trabajo de todo el equipo se vio recompensado con el segundo error arbitral favorable para la Real de los últimos partidos después de una temporada en la que las equivocaciones siempre costaban puntos a los de Montanier. Un asistente anuló un gol legal de Demichelis en el minuto 90 al señalar un fuera de juego inexistente y eso permitió a la Real salir reforzada de La Rosaleda.

Porque el punto es importante para mantener una ventaja de nueve puntos reales sobre el descenso pese a la victoria del Zaragoza, que debería ganar en cinco jornadas tres partidos más que los blanquiazules para superarles, pero la imagen del equipo y la dirección de su entrenador permiten además reforzar un proyecto tocado tras lo sucedido el martes en Anoeta.

Montanier estuvo acertado en la dirección. Sacó el mejor once que podía presentar y hasta corrigió el error de cambiar de bandas a Xabi Prieto y Griezmann, que jugaron donde mejor nivel han dado siempre. También acertó al retrasar a Elustondo para colocarlo en el lugar de Mikel González y al dar entrada a Agirretxe para aguantar el balón y provocar algunas faltas. Que siga así porque a este proyecto le conviene que continúe y para ello, además de los resultados, es necesario que haga cosas normales. Cada vez que lo hace, el equipo lo agradece.

Un buen partido

Así la Real jugó un buen partido, con once y con diez. Comenzó bien y pudo adelantarse en el marcador con un remate claro de Griezmann que salió a corner por muy poco después de tocar a un rival. Salvo en la fase intermedia, que fueron los peores minutos del partido, el equipo guipuzcoano tuvo el control del juego y del balón en el primer tiempo y eso le permitió irse al descanso con más posesión, algo muy meritorio ante un rival ofensivo con jugadores de mucha calidad técnica.

El problema para la Real estuvo en esos minutos en los que permitió al Málaga adueñarse del partido y adelantarse en el marcador en una jugada desafortunada en la que hasta dos rechaces favorecieron a Isco. En el primero Elustondo interceptó el balón y el rechace le quedó perfecto con bote al malacitano para golpearlo con la mala suerte de que tocó en Ansotegi y cogió una parábola que resultó imposible para un Bravo que ayer llegaba a todos los lados.

Además en esos minutos se produjo la primera tarjeta de Mikel González, que estuvo muy desacertado en la segunda. Es el tercer jugador que más partidos lleva en la Real y, aun así, demostró que es inexperto porque se fue al suelo en una zona, en la banda, y en una jugada que no entrañaba mayor peligro. Cuando alguien se lanza de esa manera al suelo se expone a llegar tarde y a ver una segunda tarjeta que no admite discusión. Un gran borrón en una temporada casi impecable.

Y es que en algunas han sido rigurosos los árbitros, pero en seis de las siete expulsiones los realistas, casi todos jugadores con poca experiencia, han asumido riesgos innecesarios que han provocado la expulsión. Lo más importante es que con ese peaje que se paga por jugar con jóvenes, el equipo aprenderá en el futuro a no cometer esos errores y además ya ha aprendido a jugar con diez y ha sido capaz de mantener un resultado positivo en cuatro de ellas. La fortuna quiso además que la Real empatara pronto en un buen remate de Xabi Prieto con la derecha que debe darle confianza para buscar con más decisión la portería rival.

Para mantener el empate tuvo que sufrir con tanto orden como espíritu de sacrificio y solidaridad defensiva. Los realistas cerraron muy bien las posiciones centrales al juntarse mucho las líneas y en las pocas ocasiones en las que el Málaga encontró espacios Bravo los solventó con grandes paradas. Pero la Real tampoco se limitó a defender e incluso tuvo una clara opción de Xabi Prieto en la que Rubén le aguantó bien. Claro que si el empate supo a gloria, el triunfo habría sido demasiado premio para lo que deparó el partido.