GARA > Idatzia > Iritzia> Jo puntua

Fede de los Ríos

El sentido de lo real

¿Podéis imaginar, por un instante, a un Borbón haciendo algo productivo? ¿A un obispo al lado de los perseguidos? ¿A Azkuna sin decir bobadas?

Se partió el Borbón la cadera mientras cazaba elefantes en compañía de Corinna, una princesa teutona amante, asimismo, de la caza. Su nieto, Felipe Juan Froilán de Todos los Santos de Marichalar y Borbón, tras sesuda reflexión, arremete contra uno de sus pies al no reconocerlo como propio. De casta le viene al galgo.

Juan Antonio Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares, mientras se arremanga la sotana, afirma, en misa televisada, que la homosexualidad tiene cura (cura de curar no de curia) gracias a una «terapia apropiada». Lo de él, no, pobrecico mío.

Iñaki Azkuna descubre (él solo) que culpar a la Ertzaintza de la muerte de Iñigo Cabacas es una «manipulación repugnante» por parte de la izquierda abertzale llena de «odio y rencor» por una cultura de la violencia de los últimos cuarenta años (la violencia, la de la izquierda abertzale, por supuesto).

La más rancia de las derechas que han conocido los siglos, comandada por Mariano, recorta en sanidad y enseñanza, penalizando a los jubilados (clases pasivas les dicen) y a los enfermos que viven de un salario. José Ignacio Wert, ministro de Educación habla de «racionalizar» el gasto. De momento, «racionalizará» (lo llama) 3.000 millones de euros, enviando al paro a más de 80.000 enseñantes y endurecerá las condiciones del resto. Hacinados, los niños, se «socializan» una barbaridad. El roce hace el cariño.

La ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (fíjate tú que ideal), Ana Mato, impone el «copago» (repago, a decir verdad), a improductivos jubilados.

La represión, respuesta a la huelga del 29. Algo a lo que nos tienen acostumbrados.

Pedro Duarte, alto cargo del Real Madrid, se muestra partidario de una IIIª Guerra Mundial y anima a fusilar a los sindicalistas que apoyaron la huelga del 29.

En respuesta a la nacionalización de una parte de la filial de Repsol, tanto José Manuel Soria, ministro de Industria, Energía y Turismo, como el de Asuntos Exteriores y de Cooperación, García-Margallo, anuncian la venida de las siete plagas y el descenso a los infiernos a una Argentina que intenta recuperar soberanía sobre sus recursos. Mandarán a Cortés y a Pizarro de nuevo, si es preciso, a conquistar a los aborígenes que se resisten al trueque del cambia de tierras por bonitos y prácticos abalorios. O, a Galindo acompañado de seis acharolados beneméritos. Como veis, queridos, todo en orden.

¿Podéis imaginar, por un instante, a un Borbón haciendo algo productivo? ¿A un obispo al lado de los perseguidos? ¿A Azkuna sin decir bobadas? ¿A los servidores del Capital no expoliando a los trabajadores, fomentando la educación y defendiendo las libertades? ¿Al Madrí sin Don Santiago y el Caudillo? ¿A los hijos de Don Pelayo, la católica Isabel y el Cid; que van hacia Dios por rutas imperiales, estableciendo relaciones de igualdad con descendientes de indígenas cuyas hipotéticas almas fueron rescatadas para la fe al ser bautizados por los misioneros de la España?

La ficción empañaría lo real y todo resultaría incomprensible, sin sentido. Mejor un enemigo claro y distinto al que odiar y combatir.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo