El próximo 28 de abril se conmemora el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo. Más de dos millones de trabajadores fallecen al año a consecuencia de los accidentes en el trabajo y de las enfermedades profesionales. Este año la campaña girará en torno a una mayor atención a la economía verde, «porque detrás de su producción hay peligros».

La Organización Internacional del Trabao (OIT) ha decidido que este año se dedique a la economía verde. Se conmemorará bajo el lema «Promover la seguridad y la salud en una economía verde». Según el informe, «la creación de una economía verde es una respuesta necesaria y esperanzadora a la recesión económica mundial, la elevada tasa de desempleo, los cambios climáticos cada vez más alarmantes, la degradación generalizada del medio ambiente y la disminución de los recursos, incluido el agua potable». OIT, sin embargo, afirma que la transición de una economía basada en los combustibles fósiles a una economía sostenible y ecológicamente racional exigirá «un compromiso político firme con acciones coordinadas».

Este nuevo recorrido, además, deberá incorporar la protección de la salud de los trabajadores y del medio ambiente. «A medida que se desarrolla la economía verde es fundamental que la seguridad y la salud de los trabajadores se integre en las políticas encaminadas a crear empleos verdes». A juicio de la OIT, en este momento «los empleos verdes no se traducen necesariamente en empleos decentes y en unos mejores resultados en el plano medioambiental».

Explica que «la reciente inversión en tecnología ecológica para crear `empleos verdes' ha suscitado preocupación debido a la escasa atención prestada a los riesgos laborales que existen en tales empleos y, por tanto, a la necesidad de integrar medidas de seguridad y salud en la concepción de los empleos verdes».

La OIT llama la atención de que «la sustitución de algunas sustancias ha demostrado ser más peligroso para la salud de los trabajadores» y señala un ejemplo claro porque «la sustitución de pinturas al disolvente por pinturas al agua ha incluido la adición de biocidas. La sustitución de hidroclorofluorcarburos por clorofluorocarburos ha aumentado el riesgo de exposición a carci- nógenos, así como a peligros de incendio».

Para este organismo internacional, la aplicación de la seguridad y la salud en el trabajo no depende «del color del empleo» o de los «procesos de fabricación y producción», sino que «los empleadores deben asegurar a sus trabajadores unas condiciones y entornos de trabajo seguros y saludables». Considera esencial que haya evaluaciones de riesgos continuas en la economía verde.

15 materiales

Así, el informe realizado para el 28 de abril confirma que para la fabricación de los sistemas fotovoltaicos que generan electricidad con la energía solar «se utilizan 15 materiales peligrosos» para los trabajadores y el propio medio ambiente. Además, los trabajadores se enfrentan a peligros físicos de caídas, etc. En la energía eólica, la OIT advierte a los trabajadores que el tipo de peligros relacionados con la fabricación de molinos de viento son los similares a la industria del automóvil y las instalaciones aeroespaciales. También están expuestos a riesgos químicos por el uso de resinas epoxídicas, al estireno y disolventes, entre otras.

En cuanto a la energía hidroeléctrica, los riesgos tienen que ver con los de la construcción y mantenimiento, por lo que los trabajadores deberían ir bien equipados. Y en el campo de la bioenergía, el informe del organismo internacional destaca que genera «un gran esfuerzo físico para dotar de materias primas. La cosecha manual de la caña de azúcar supone enormes esfuerzos físicos en entornos normalmente cálios y húmedos. En casos extremos, el agotamiento debido al calor puede producir la muerte del trabajador». La OIT advierte de la necesidad de la prevención.