Crónica | gernika, 75 urte
La «obligación» de ser nación pone la emoción a flor de piel en gernika
A buen seguro que todos los que ayer se dieron cita en el frontón jai alai de gernika tardarán en olvidar el precioso homenaje «Hemen Gaude» en recuerdo de las víctimas del bombardeo de la villa foral, capaz de poner la piel de gallina desde el primer al último acto.
Mikel PASTOR
Gotzon Barandiaran se mostraba nervioso minutos antes de que «Hemen Gaude!» uno de sus más importantes proyectos, en el que ha invertido muchísimo tiempo y esfuerzos, echara a andar bien entrada la tarde.
A su lado, Rafa Rueda, músico y otro de los «aitas» del acto de homenaje, intentaba tranquilizarle, por el sano y conocido método de la risa. Cerca, los actores y actrices de la compañía Kukubiltxo departían reposados, seguramente, sabedores del gran espectáculo que habían de firmar momentos después.
Sobre las seis y cuarto, «puntualidad euskaldun» en palabras de Barandiaran, comenzó el acto. De entrada, imágenes representativas del universo de la globalización y el capital (NBA, Obama, música comercial) y de otros elementos más cercanos (Patxi López, Basagoiti, Juan Carlos I, etc...) sirven de aperitivo para entrar a degustar el plato fuerte.
La piel de gallina
El conglomerado de imágenes proyectadas, actuación teatral con toques de musical y orquesta en directo combinó perfectamente, ganándose al público desde el primer momento, que ya permanecería absorto en la obra hasta la ovación final.
Cuatro miembros de Kukubiltxo ocuparon los papeles, que interpretaron de forma magistral. Así, el protagonista masculino reflexionaba sobre el hecho de sentirse euskaldun y lo que ello significa, en todos los ámbitos. Las tres compañeras, por su parte, actuaban de conciencia, planteándole dudas y preguntas constantes.
Para poder dar respuesta a las cuestiones, se utilizaron diferentes vías. como canciones en directo (cuyas letras tenían un contenido evocador), teatro guionizado con canciones como «Aritmetika arazoak», de Tapia eta Leturia o «Izana, Izena, Ezina», de Berri Txarrak.
Sin embargo, el momento álgido en cuanto a emoción lo pusieron los fondos de proyección. Imágenes de las diferentes protestas, movilizaciones y luchas mantenidas en este país, demostraron que «cuando el derecho a serlo es negado constantemente, es una obligación» convertirse en nación.
La ovación final fue duradera, atronadora y merecida. Mientras tanto, Gotzon Barandiaran sonreía en la oscuridad, trucando los nervios por felicidad.