BARCELONA 1

REAL MADRID 2

Las matemáticas dirán lo que quieran, pero la Liga ya tiene dueño, tras el golpe que asestó el Real Madrid en el Camp Nou. El equipo de Jose Mourinho se sacudió todos sus fantasmas de golpe en una noche que, sin duda, colmó los sueños del seguidor madridista más exigente.

Porque hay muchas maneras de conquistar un título. Pero no es fácil imaginar una más placentera que hacerlo en el campo del eterno rival, escenario habitual de la tragedia, más aún cuando esa victoria pone fin a su etapa gloriosa. Etapa en la que a la derrota se ha unido la humillación, la frustración y el escarnio. Todo eso se sacó anoche de encima el Real Madrid, que se impone con una imagen muy diferente a la del equipo que ha dominado la Liga en las tres últimas temporadas, pero se impone.

Justo vencedor

Con justicia porque no puede ser de otra manera en un campeonato que premia la regularidad durante 38 jornadas. Pero también justamente en lo que respecta al match-ball que, a falta de confirmación matemática, le ha acabado de coronar. Porque el Barcelona que ha acaparado títulos y elogios desde la llegada de Pep Guardiola al banquillo, apenas apareció en un par de genialidades de Xabi. Muy mermado físicamente -solo había dispuesto de 48 horas para recuperarse de un encuentro tan exigente como el de Londres-, sin algunos jugadores importantes y bastante nervioso por momentos, el cuadro culé no hizo, en realidad, sino confirmar lo que ha venido apuntando a lo largo de toda la temporada. Que el tiempo y, sobre todo, los esfuerzos no pasan en balde. No tanto como para no seguir arrollando a la mayoría de sus rivales, pero sí para que un adversario como el Real Madrid sea capaz de forzar un cambio de ciclo. O abrir, al menos, un pequeño paréntesis.

Por la ventaja con la que llegaba, porque había tenido un día más de recuperación o simplemente porque ha progresado, el equipo merengue saltó esta vez al césped sin miedos ni complejos. Y además tuvo la fortuna de marcar pronto ante un anfitrión que se vio casi siempre incómodo, ya fuera con la presión de los madrileños, su propia defensa de tres o, desde el primer cuarto de hora, el marcador en contra. Se cumplía el 17 cuando Valdés no acertó a despejar un cabezazo de Pepe a saque de esquina y Khedira lo aprovechaba para adelantar a los suyos.

Al Barcelona le costó horrores reaccionar. Con una extraña combinación de precipitación y lentitud, fue incapaz de crear peligro en el área de Casillas, que solo tuvo que trabajar ante una combinación de Messi y Xavi. Con los mismos protagonistas más Tello, el partido pareció cambiar ligeramente tras el descanso. Más aún cuando, curiosamente, el cerebro culé dejaba el campo para abrir paso a Alexis.

Solo llevaba el ariete un minuto en el campo cuando acertó a desatascar una jugada repleta de remates, restableciendo el empate y dando paso a un nuevo partido. Que el Real Madrid se encargó de matar en dos minutos. Cristiano Ronaldo, habitualmente criticado por desaparecer en los encuentros clave, también quiso quitarse su particular espinita adelantándose a la defensa con velocidad para convertir una gran asistencia de Ozil en el 1-2.

Quedaban casi veinte minutos pero el encuentro, y la Liga, estaban finiquitados.