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Xabier ALZELAI | Ingeniero de pruebas

Hielo infusible

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En Bahréin hace normalmente mucho calor, entre 30-35ºC en el aire y 40-45º C en pista. Si sumamos a esto la tensión de los últimos días, se puede decir que el ambiente estaba bastante caldeado. Inesperadamente, el domingo se midieron temperaturas más bajas de lo habitual, 25ºC en aire y 30ºC en pista. En cualquier caso, suficiente calor como para derretir los neumáticos. Pero no lo suficiente como para fundir a Kimi, el hombre de hielo.

El finlandés puede resultar un tipo bastante peculiar, para los más críticos incluso un caso aparte, pero él mismo se define como una persona de lo más normal. Como todas las personas, en ocasiones tiene algún despiste; como la semana pasada, cuando se perdió en el tráfico de la ciudad de Shanghai el jueves. Esto le puede pasar a cualquiera, supongo. Lo importante es aprender de ello para no volver a cometer los mismos errores. Este no fue el único desacierto que tuvo en China. La estrategia de neumáticos que su equipo le preparó también falló, dejándole desamparado en el último stint.

Kimi aprendió de ello y el sábado en Bahréin decidió guardarse un juego adicional de neumáticos nuevos para el domingo, sacrificando la lucha por entrar en la Q3. Para haber estado dos años fuera, su ritmo de aprendizaje no está tan mal. Después de dos años sin tocar un F1, y sin haber probado demasiado los Pirelli, el finlandés es capaz de luchar por la victoria en su cuarta carrera. Un enorme logro que irradia talento innato, algo al alcance de muy pocos pilotos.

Destacable también la actuación de Grosjean con el otro Lotus, lo cual confirma la velocidad del coche. Niki Lauda, comentarista de F1 en la TV alemana y personaje carismático donde los haya, se quitó el sombrero (algo que no hace habitualmente) ante la actuación de los Lotus. En cuatro carreras hemos visto que en condiciones normales hay cuatro o cinco equipos que, por velocidad, están muy cerca entre ellos: McLaren, Mercedes, RedBull, Sauber y Lotus.

La diferencia entre ellos la marca la gestión de los neumáticos, dependiendo del nivel de desgaste que provoca cada coche y la estrategia de cada equipo con sus pilotos, que tienen que adaptar su pilotaje al nivel de degradación para mantenerse durante más vueltas en la ventana ideal de rendimiento del neumático.

Gran parte de la culpa de la emoción de las carreras de este año la tiene Pirelli. La marca trabaja para la FIA como proveedora de neumáticos, y para este año la federación le encomendó la tarea de diseñar unos neumáticos que contribuyesen a aumentar la emoción y espectacularidad de las carreras. Es decir, la FIA quería unos neumáticos que se convirtieran en uno de los factores decisivos en las carreras.

Está claro que Pirelli ha realizado una labor espléndida. Mucha gente que ve la F1 de vez en cuando me pregunta: ¿por qué van con Pirelli, si se degradan tanto y tan rápido como se ve en la tele? ¿Por qué no cambian a otro fabricante cuyo neumático aguante más?

La respuesta es sencilla: no cambian porque las carreras volverían a ser aburridas. Quizás Pirelli debería esforzarse más en explicar esto al público no especializado, para no dañar la imagen de sus productos. A fin de cuentas, y aparte de para adquirir experiencia en alta competición y transferir tecnología a sus productos de catálogo, supongo que Pirelli está en la F1 para potenciar su marketing.

Pirelli es uno de los mejores fabricantes de neumáticos del planeta, con amplia experiencia en competición durante distintas épocas a lo largo de la historia de este deporte. Y si fabrican neumáticos de F1 con alto nivel de degradación, que llenan la pista de restos de caucho en la vuelta 12, es porque alguien se lo ha pedido.

No nos debería sorprender demasiado el rendimiento de Vettel durante todo el fin de semana, ni la pole del sábado ni la victoria de ayer. Después de probar muchísimas piezas en el coche durante los viernes y sábados (unas piezas de pretemporada, piezas de 2011, otras piezas de pretemporada, etc.), y casi volverse locos en ello, parece que han encontrado el equilibrio que buscaban. La realidad es que Vettel lidera el campeonato en este momento, algo que no debería extrañarnos demasiado conociendo el historial del equipo en los últimos dos años.

Destacable el trabajo de HRT, clasificando a De la Rosa por delante del Marussia de Glock en la parrilla, el primero de sus rivales directos. Es un pasito más de este ambicioso proyecto, que consiste en muchos pasitos como este para ir creciendo como equipo, con objetivos ambiciosos y al mismo tiempo alcanzables.

Respecto a la tensión vivida en Bahréin, no soy la persona adecuada para comentar este tema, dado que no he estado allí. La F1 es un deporte fantástico, un campeonato internacional que viaja a distintos países de todo el mundo. Por eso sería positivo para el futuro de la competición que, analizando la carrera y los acontecimientos ocurridos en su marco, la FIA, la FOM y los equipos se sentaran para una reflexión colectiva, y se pregunten si es correcto seguir corriendo allí.

Volviendo a lo deportivo, puede que estemos ante la temporada más imprecedible de los últimos años. Cuatro vencedores distintos en cuatro Grandes Premios. Nos vemos en tres semanas en Barcelona, comienzo tradicional de la temporada europea. Todos los equipos presentarán allí sus paquetes de evoluciones, que preparan a conciencia para poder ponerlas en pista a partir de esta carrera, desarrollos normalmente más avanzados que los que hemos visto en estas cuatro primeras carreras, y que podrían derivar en cambios en el ránking de rendimiento de cada coche.

El equipo que mejor aproveche el tiempo en su oficina técnica -contando con las tres semanas que quedan- será el que mayor posibilidad tenga en dar un paso adelante. Viendo cómo han sido los últimos años, el sentido común me dice que Ferrari y RedBull llegarán bien preparados a Barcelona, pero lo más probable es que siga habiendo sorpresas.

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