El Gobierno se abre una puerta a sí mismo
El Gobierno español ha anunciado un plan que presenta como herramienta para la «reinserción» de presos pero que, en realidad, es sobre todo una vía que se abre a sí mismo tras comprobar que el inmovilismo que ha mantenido hasta el momento limita su capacidad de maniobra y que, además, le está empezando a suponer un importante coste político. Apremiado por la comunidad internacional y consciente de que la opinión pública vasca rechaza el modo en que está actuando en este proceso, el Ejecutivo de Mariano Rajoy ha decidido mover ficha, aunque lo ha hecho siguiendo los códigos de su partido y, por supuesto, desde la convicción de que así mejora su posición política.
El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, apuntó ayer que con esta iniciativa pretende revitalizar la llamada «vía Nanclares», que como él mismo admitió en su comparecencia, ha resultado un fracaso. Si su intención es seguir por la misma senda, volverá a fracasar. Desde luego, lo manifestado por el titular de Interior dista mucho de lo que demanda la sociedad vasca e incluso de lo que dicta el escrupuloso respeto de los derechos de los presos. Sin embargo, también es cierto que el papel lo aguanta todo y que lo realmente importante es lo que subyace detrás de cada decisión. En este caso, con este movimiento el PP puede haber buscado un asidero al que acudir cuando le resulte necesario y, al mismo tiempo, intentar que no chirríen los engranajes de un Estado que permanece anclado en posiciones alejadas de cualquier escenario de solución. La respuesta que algunos de esos sectores han dado a su plan es el mejor ejemplo de ello.
En cualquier caso, será el propio Gobierno el que decida cuál va a ser su próximo movimiento y en qué sentido va a utilizar, si decide hacerlo, esa puerta. Lo que sí está en manos de los agentes de este país es hacer fuerza y poner las condiciones necesarias para que no le quede más remedio que atravesarla en la dirección que reclama la ciudadanía vasca. El Gabinete de Rajoy se ha sentido interpelado tanto desde Euskal Herria como por parte de importantes agentes internacionales y no le ha quedado más opción que pergeñar una respuesta. Lo que parecía inamovible no lo es. Ahora, está en manos de este pueblo el lograr que avance.